El pasado 28 de abril, en un diario de gran difusión se publicó un artículo titulado «Educación reduce el programa que liberaba tres meses a profesores para estudiar cultura vasca». En él se vierten una serie de afirmaciones sobre el programa Irale, más específicamente sobre el curso R600 y sobre nuestra labor profesional, ante las que estimamos necesario hacer una serie de puntualizaciones.

1) El programa Irale lleva 30 años dedicándose a capacitar al profesorado de las redes pública y privada para poder realizar su labor como enseñantes de y en lengua vasca. Por este programa han pasado durante estos años miles de profesores y profesoras, y los cursos ofrecidos se han ido adaptando a las necesidades de cada momento (euskaldunización, mejora de la capacitación lingüística, preparación de material didáctico, traducción, dialectología...).

2) Los cursos R600 se pusieron en marcha hace seis años para atender a una necesidad expresada por el profesorado, que consideraba necesario disponer del bagaje mínimo de conocimientos sobre la cultura de nuestro país para poder cumplir dignamente con su labor. Debemos tener en cuenta, además, que es algo aceptado en todas las instancias de enseñanza de idiomas que ninguna lengua puede ser estudiada y conocida haciendo abstracción de su contexto sociocultural.

3) Por estos cursos R600 -hasta ahora de tres meses de duración-, ha pasado una media de 200 alumnos y alumnas por año. Al final de cada curso, todos y todas cumplimentan una encuesta evaluativa de carácter anónimo. Los resultados de estas encuestas indican claramente que éste ha sido siempre uno de los cursos mejor valorados por nuestro alumnado. Paradójicamente, en los nuevos planes para Irale del actual Departamento de Educación, este curso R600 queda reducido a una mínima expresión: 40 cursillistas por año y un máximo de siete semanas de duración. Esta decisión ha creado un profundo malestar entre el profesorado y el alumnado de Irale.

4) En el mencionado artículo del día 28, representantes de CCOO afirman literalmente: «Esta formación en cultura vasca quedaba a manos de la voluntad de los encargados de impartir el programa y se corría un riesgo de adoctrinamiento». Este comentario nos parece cuanto menos tendencioso, pues, además de resultar obvio que tanto este curso como todos los demás ofrecidos en nuestros centros los hemos diseñado e impartido las y los profesores de Irale, debemos resaltar que tanto en la plantilla del profesorado como entre nuestros cursillistas ha habido siempre una gran diversidad de sensibilidades e ideologías, fiel reflejo de nuestra sociedad, y que, pese a ello, en las encuestas de evaluación nunca hemos recibido la más mínima crítica que nos atribuyera ningún adoctrinamiento.

5) No obstante, las afirmaciones de los representantes de CCOO nos han servido para ver más claramente cuáles han sido las principales razones que presumiblemente ha tenido el Departamento de Educación para reducir drásticamente el curso R600, pues hasta ahora se nos ha dado a entender que éstas eran únicamente de tipo presupuestario o pedagógico.

Terminamos recordando que defender que los profesores y profesoras conozcan la cultura de su país no es adoctrinamiento. Diríamos, más bien, que «adoctrinamiento» sería pretender que hay países que no tienen cultura.

(*) Junto a Ima Agiriano y Arrate Zubillaga, firman este artículo otros 60 profesores y profesoras de los cuatro centros de Irale