Al menos una persona murió y más de 40 resultaron heridas ayer en el sur de Kirguistán en enfrentamientos entre los partidarios y los detractores del Gobierno interino, un mes después de una sangrienta revolución que depuso al presidente del país, Kurmanbek Bakiyev.

«El número de víctimas alcanzó las 45 personas. Una persona murió y cinco están heridas y se encuentran en estado grave», indicó el Ministerio de Sanidad en un comunicado enviado a los medios de comunicación.

En Jalalabad, bastión del presidente derrocado, se escucharon disparos en unos choques en los que tomaron parte alrededor 5.000 personas, según afirmaron fuentes oficiales.

El jueves, los partidarios de Bakiyev tomaron el control de las tres administraciones regionales del sur: Jalalabad, Och y Batken. Pero el Gobierno interino recuperó el control de las administraciones de Jalalabad y Och, según aseguraron las autoridades.

El pasado mes de abril, la capital kirguís, Bishkek, fue escenario de una revuelta sangrienta que dejó 86 muertos y culminó con el derrocamiento del entonces presidente Kurmanbek Bakiyev, actualmente exiliado en Bielorrusia.

EEUU, que tiene en este país centro-asiático una base militar muy importante para el despliegue de tropas en Afganistán, expresó este viernes su «inquietud» ante la violencia desatada.

Por otra parte, el enviado de Rusia a Bishkek, Vladimir Rushailo, avanzó que su Gobierno ayudará al Ejecutivo interino «en todos los frentes» para lograr que la situación en la ex república soviética vuelva a la normalidad.

Rushailo se reunió con la presidenta provisional, Rosa Otunbayeva. «Tenemos que salir del callejón sin salida, y Rusia está dispuesta a ayudarnos, tanto política como económicamente», destacó Otunbayeva al término del encuentro, según informó la agencia RIA Novosti.