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«Lo que pasa aquí, lo hemos vivido antes en América Latina»

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Pablo Yanes
IMPULSOR DEL INGRESO CIUDADANO DE RENTA BÁSICA EN CIUDAD DE MÉXICO

Pablo Yanes trabaja en el impulso de un ingreso ciudadano universal, renta básica, en la Ciudad de México.. Allí se ha conseguido que las personas mayores de 68 años la tengan garantizada. Con una renta básica universal, explica que la crisis no hubiera tenido un impacto tan grande y advierte de que los recortes que se anuncian en el Estado español, se produjeron antes en América Latina.

Juanjo BASTERRA |

Pablo Yanes es director general del Consejo de Evaluación del Desarrollo Social del Distrito Federal de Ciudad de México y forma parte de la Asociación Civil del Ingreso Ciudadano, que está integrado en la Red de Renta Básica Internacional (BIEN). Se encuentra en Bilbo participando en una serie de encuentros organizados por EGK (Consejo de la Juventud de Euskadi) para explicar la experiencia mexicana con el ingreso ciudadano de renta básica, que se implantó en 2000 con personas mayores de 70 años y se redujo a 68 años en 2008. Según destacó a GARA está siendo un éxito, ya que 525.000 personas mayores de 68 años tienen derecho a percibir, «al menos, medio salario mínimo», con la condición llevar tres años empadronado en Ciudad de México.

¿Es un paso adelante?

Sí, por supuesto. Representa un proceso muy importante porque vincula los derechos sociales a la condición de ciudadanía. Los derechos sociales están muy asociados a la hipótesis del pleno empleo y de que se derivaban del empleo estable, decente, seguro y con Seguridad Social. Particularmente en América Latina no se concretó directamente, porque tuvimos estados de bienestar incompletos, segmentados y raquíticos. Ahora lo que se está planteando es que los derechos sociales no sean derechos derivados de una manera de vincularse al mercado laboral, sino inherentes a las personas, como es el derecho a la educación, por ejemplo.

¿Abren un camino hacia la transformación social?

Si, por supuesto. Cuando se inició fue muy interesante. En el año 2000 en Ciudad de México, el debate fuerte era qué beneficios tendría para las personas mayores, como el acceso a satisfactores muy básicos, a la alimentación. Conforme a las encuestas que se han hecho, la gente que recibe su pensión, dice que se alimenta mejor, que tiene acceso a bienes que no tenía o nos indican que se ha vuelto a comprar zapatos nuevos, porque la gente vivía de cosas usadas. También nos dicen que puede adquirir cosas que no podía comprar antes o que ha podido dar regalos a su familia, y que sale más a la calle para hacer vida social. La hipótesis que tengo es que es una de las mayores transformaciones que se ha producido en el mundo de las relaciones sociales en México, en el mundo de la subjetividad. Un mundo que predomina la seguridad, porque introduce la certidumbre a tener un ingreso de renta básica.

Quiere decir que la ventaja se ha situado modestamente entre los que menos tienen.

Así es. Hoy en plena crisis todo el mundo está preocupado si el empleo que tiene lo va a perder, si los hijos van a poder entrar en la universidad, si al salir de la universidad vas a tener un sueldo, si no van a bajarte el salario, si no van a cancelar un programa... lo digo en un momento tremendo que está sucediendo en la UE, en Grecia, en el Estado español y en el País Vasco. Pero el ingreso de renta básica introduce, en segundo lugar, un elemento de dignificación de las personas, que tienen derecho a ese ingreso por el hecho de haber estado o no contribuyendo a un régimen contributivo. Y el tercer determinante es que por el hecho de ser persona tienes ese derecho. Tendemos a pensar que los derechos civiles y políticos son derivados de la condición de persona. Uno dice el sufragio universal es universal no por tu nivel de renta, grado de estudios, ni estados de necesidad. Es un derecho, y algunos de los derechos civiles se derivan de la condición de persona. El cambio que se está dando en México es de enorme fuerza, es la idea de los derechos sociales, como una idea de ciudadanía. Esta idea de pensar esta renta básica o pensión ciudadana de adultos mayores en la ciudad ha abierto esa discusión. Son 525.000 personas las que lo están recibiendo.

¿Hubo mucho debate cuando se inició su discusión?

Cuando se inició, había una resistencia social e ideológica fuerte, con el tipo de argumentos de que va a quebrar el estado, no se puede dar a cambio de nada, a las personas no necesitan regalos sino empleo, o que va a haber un efecto llamada y se va a llenar de personas mayores. Nada de eso sucedió. Ha habido una auténtica transformación social y ya nadie lo cuestiona. Al contrario, se está extendiendo a otras entidades federativas de México el debate. Así en Bolivia, de forma paralela, se creó la renta dignidad, que es una pensión universal no contributiva para todos los mayores de 60 años para todos los de Bolivia y se financia con una parte de los impuestos derivados de los hidrocarburos.

Algo parecido a lo que sucede en Alaska, que pertenece a Estados Unidos.

No es un fondo de inversión, pero, sí. Es una renta dignidad. En la Argentina se generalizó el sistema de asignaciones familiares, antes era una transferencia por hijos para trabajadores del sector formal, pero se reformó y entra ya el sector informal, también para quienes están en paro. En Brasil, si bien hay una ley de ingreso ciudadano, que se supone que debería implementarse, la plataforma de la candidata del Partido de los Trabajadores, Dilma Rousseff, en uno de los puntos aparece transformar el programa bolsa familia en un programa de renta básica. Algo se está moviendo en América Latina, aunque falta mucho.

En Europa también se está impulsando esa renta básica., ¿Cree que si hubiera estado implantada los efectos de la crisis hubieran sido menores?

Definitivamente. Por dos razones básicas. Una, porque establece un piso mínimo de seguridad para todos los ciudadanos. Hoy todo el mundo está preocupado por este nivel de incertidumbre que hay, de inseguridad, respecto al futuro, y al presente. No sé qué voy a hacer dentro de 25 años cuando me jubile. Dos, porque permitiría un nivel de ingreso básico para todo el mundo que tiene un efecto redistributivo muy importante. Porque hoy perder tu fuente de ingresos es perder absolutamente todo. Estamos ante un proceso, y los europeos lo están viviendo muy duramente. La hipótesis del pleno empleo como mecanismo de inclusión y movilidad está profundamente debilitada. Incluso herramientas construidas bajo el paradigma del pleno empleo se están mostrando muy ineficaces o ineficientes, como el seguro del desempleo.

¿Por qué?

Porque el seguro del desempleo era una medida pensada sobre la hipótesis de que iba a ser minoritario y transitorio, fraccional. La mayoría estaba empleada, y un pequeño grupo estaba en paro en tiempo corto, pero había que tener un seguro de desempleo. Pero lo que tenemos es un grupo de desempleados enorme, por tiempos muy largos. En el Estado español hubo que modificar, por la crisis, el tiempo de vigencia de las ayudas porque la mayoría de la gente dejó de percibir y no tenía empleo. La idea de que a través del pleno se va a garantizar la inclusión social es una hipótesis muy cuestionada.

Con esa incertidumbre juega el neoliberalismo, el capitalismo más voraz, que es el que saca más provecho.

Sí. Vivimos en una sociedad del miedo. Es un factor de debilitamiento social muy profundo, de debilitamiento de la acción colectiva, de búsqueda de alternativas individuales, y búsqueda de salidas conservadoras. Hoy las negociaciones laborales son siempre a la baja. Nos dicen que el problema de la falta de empleo se deriva de la rigidez laboral, los sindicatos, los salarios, etc. La idea de fondo es que se nos quiere devolver al mundo del trabajo del siglo XIX. A la idea de que el derecho laboral no debe ser una derecho social, sino que interfiere en el funcionamiento del mercado y que, por lo tanto, lo que debe de haber es un mercado civil entre propietarios que libremente contratan y obtienen recursos. Es una regresión de carácter histórica muy profunda porque, de fondo, el neoliberalismo si uno lo definiera en sus huesos es la desvalorización mundial del trabajo. No es lo que nos dicen eso del libre mercado, no. La matriz organizacional de la sociedad neoliberal es una desvalorización del mundo del trabajo que quiere remercantilizar plenamente el mercado laboral. Que sea simplemente un mercado sin interferencias externas, sin salarios mínimos, sin contratación colectiva, etc.

En el Estado español, Euskal Herria,en Europa a pesar de tres lustros de crecimiento económico la tasa de pobreza se ha mantenido en niveles similares en torno al 20% de la población, aunque ahora se ha elevado, como es lógico por la crisis.

Exactamente. Me gusta definirlo en estos términos tenemos una economía que en el crecimiento no genera bienestar y en la crisis no produce seguridad. Es lo peor. Crece la economía, pero lo que crece es la tasa de acumulación, no la tasa de redistribución. Y a la hora de la crisis, no hay seguridad, no hay protección social. Esto es mucho más grave en países de América Latina. No dejo de observar que el tipo de medias económicas que se adoptan en Grecia, Estado español, etc son las que hemos vivido en América Latina durante décadas. Ortodoxas medidas de ajuste del Fondo Monetario Internacional, desregulación de los mercados, particularmente del mercado laboral, recorte del gasto público, abandono de programas sociales, ajuste salarial a la baja, etc. ¿De qué nos sirve tanta prosperidad con tanta desigualdad?

¿Desde México ve que la Europa social se descompone?

Va a la baja, absolutamente. Si revisas los planes de ajuste en América Latina son muy parecidos. Recortar el gasto, reducir los déficits públicos, poner énfasis en el control de la inflación, contener los salarios del sector público y después el tamaño sector público, para eliminar programas sociales.

RENTA BÁSICA

«Con una renta básica los efectos de la crisis no hubieran sido tan terribles porque te da certidumbre y el ingreso permite un efecto redistributivo»

PROSPERIDAD

«¿De qué nos sirve tanta prosperidad con tanta desigualdad? Los recortes sociales son decisiones de los neoliberales.

«Los gobiernos se han rendido a la élite económica, y es muy grave»

Ante esta crisis mundial, ¿los gobiernos se han rendido a la élite económica?

Exactamente. Uno de los rasgos de lo que llamamos el régimen de acumulación fordista y keynesiano que dio origen al estado del bienestar social era una mucho mayor autonomía del estado respecto a los grupos dominantes, porque había un pacto social más equilibrado. Lo que tenemos ahora son procesos de dominación con cada vez menos mediaciones, procesos de reoligarquizacion de los estados. El estado debe de ser expresión de coaliciones sociales muy amplias, si no es así tiende a ser un estado mucho más plegado a los grandes intereses. En el mundo se está configurando un proceso de dominación con cada vez menos mediaciones. Es cada vez un proceso de dominación más directo, más brutal, más descarnado. Se expresa en muchos lugares, por lo tanto, también en México.

¿La renta básica universal para todos los ciudadanos rompería ese desequilibrio mundial?

Absolutamente. La idea es garantizar un ingreso a toda la ciudadanía como un elemento de seguridad, de certidumbre y de emancipación social, sin duda. Pensemos en los jóvenes, en las mujeres, en los viejos. La realidad es que en Ciudad de México ha sido un factor muy importante, pequeño tal vez, pero que ya nos permite pensar en otros términos. Pensar más allá del sálvese quien pueda.

¿Para llegar a la meta hay que dar el primer paso no cree?

Sí, y muchas veces es el más difícil. Como decimos en México: muchas veces lo más difícil es abrir el ostión -ostra grande-, pero una vez que se abre, se avanza, así todo es más fácil. Es una de las experiencia que hemos tenido en la Ciudad de México, porque una vez que se adoptó, generó un proceso de apropiación social que lo vuelve irreversible. Hoy a nadie se le ocurriría decir que hay que quitar el ingreso ciudadano para los mayores, sino que más bien el debate se ha extendido. J. BASTERRA

economía

«Tenemos una economía que en crecimiento no genera bienestar y en la crisis no produce seguridad. Es lo peor. Crece la economía, pero lo que crece es la tasa de acumulación, no la tasa de redistribución»

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