Nervios, intoxicaciones y desvergüenza
Iñaki IRIONDO
Resulta patente que la iniciativa puesta en marcha en otoño por la izquierda abertzale ha levantado una oleada de nerviosismo en determinadas cúpulas del Estado español. Los mismos que cuando se presentó la declaración de Altsasu dijeron «no cuela» fabulan al dictado sobre sus potencialidades. Los que tienen encarcelados a Arnaldo Otegi, Sonia Jacinto, Miren Zabaleta y Arkaitz Rodríguez y políticamente inhabilitado a Rafa Díez, filtran halagos a la estrategia que diseñaron. Hay quienes en periódicos vascos llegan a escribir, como pretende colar Rubalcaba, que con las últimas operaciones policiales contra «la cúpula de ETA», «el Gobierno Zapatero allana el regreso de la izquierda abertzale a la senda política». Incapaces de detener que llegue el futuro, pese a que lo intentaron con fuerza, ahora corretean como pollos sin cabeza.