La constancia de la tortuga pudo con la licenciosa liebre en la fábula, pero esta historia no suele tener reflejo en el ciclismo, donde las liebres, los que más corren en los últimos metros, raramente conceden opción a la gloria a las esforzadas tortugas. El triunfo del argentino Juan José Haedo en la segunda etapa de la Dauphiné Liberé así lo atestigua.

Y es que el sprinter de Saxo Bank se llevó un premio, la segunda etapa de la ronda francesa, de 177 kilómetros entre Annonay y Bourg-Saint-Andéol, y acaparó un protagonismo que para nada le correspondían. La fuga de un quinteto de aventureros, de tortugas constantes, compuesto por Iñaki Isasi, de Euskaltel, junto a Augé -Cofidis-, Tankink -Rabobank-, Bonnafond -Ag2r- y el joven Delaplace -Saur Sojasun- fue la principal atracción de la jornada, previa al grueso de esta Dauphiné, con la contrarreloj larga entre Monteux y Sorgues y las dos jornadas de montaña.

Estos cinco hombres saltaban en el kilómetro 15 y durarían hasta casi la pancarta de los últimos mil metros. Una vez más, el equipo Astana declinó realizar esfuerzos de más para que Alberto Contador pudiera seguir vistiendo el maillot de líder, mientras que los conjuntos de los sprinters se turnaban para que la ventaja de los escapados, que llegó a tener una máxima cercana a los siete minutos y medio, no se saliese de madre.

No obstante, los cinco de cabeza supieron ser generosos, constantes en el esfuerzo, como dignas tortugas de la fábula, de modo que, aunque el gran grupo les limaba diferencias, éstas no caían a la velocidad que esperaban los postulantes a la victoria parcial.

Lo ondulado de la orografía dificultó la labor del pelotón, que quemó gregarios hasta cazar a los de delante bajo la pancarta del último kilómetro.

Y ya con el sprint lanzado, la liebre se volvió a imponer. Cervélo, que tiraba para el campeón alemán Reimer, parecía tener la llegada bajo control, aunque ésta se adivinaba reñida. Sin embargo, Juan José Haedo vio el hueco junto a las vallas y logró saltar como una liebre en unos últimos metros de verdadera antología, superando a Reimer y al vencedor de la primera etapa Grega Bole, que se metió al rebufo del argentino para ascender a la tercera posición.