Apenas queda papel para poder disfrutar en directo de un partido mundialista. El 97% de las localidades ya han sido vendidas, lo que traducido a números absolutos supone que hasta ayer habían sido adquiridas un total de 3.009.000 entradas, según hizo público la FIFA.

Quien todavía quiera vivir in situ un acontecimiento de tal magnitud debe darse prisa, pues son apenas 30.000 las que todavía se venderán al público. Las cifras son muy similares a la asistencia que se produjo hace cuatro años en Alemania, donde se dieron cita un número de 3,36 millones de espectadores.

La palma se la lleva en este apartado el Mundial celebrado hace 16 años en Estados Unidos, donde se contabilizaron 3,6 millones de aficionados en las gradas, con el valor añadido de que por aquel entonces se disputaron catorce partidos menos.

Coincidencia especial

Un éxito anticipado para una cita deportiva cuya puesta de largo va a coincidir con el 46 aniversario de la encarcelación de Nelson Mandela, junto a otros siete camaradas del ANC. Superado ya el régimen del apartheid, el evento servirá para demostrar que es «el momento de África tras siglos de dolor y de sufrimiento», tal y como apuntó el presidente sudafricano, Jacob Zuma. «La confianza que depositó la comunidad internacional en la nación del Arco Iris, unida en su diversidad, fue fundamental y, además, la FIFA supo decir `no' a los que pensaban que el país no era capaz de organizar un torneo», agradeció.

Lo cierto es que el estado sudafricano está totalmente volcado con el campeonato y, en especial, con su selección. Así lo demostró la inmensa marea amarilla que se apretujó bajo un sol de justicia en Johannesburgo, para vitorear a los «bafana, bafana», quienes se pasearon a bordo de un autobús descapotable por las calles del exclusivo barrio de Sandton.

Otros combinados optaron por aprovechar la jornada ultimando su preparación con un último amistoso, como el que disputó Chile frente a Nueva Zelanda, a quien doblegó por 2-0 gracias a sendos contragolpes en la recta final de un encuentro que no pasó de los calificativos de tedioso y descafeinado.

Bastante más brilló España en la noche anterior, tras vapulear a una marioneta llamada Polonia, a la que endosó seis goles sin apenas despeinarse, lo que aumenta su favoritismo en las apuestas. Claro que el «entrenamiento» le costó caro a Del Bosque, quien seguramente no podrá alinear en el debut contra Suiza a un recaído Iniesta.