Nuevas alternativas de abastecimiento de agua en la Llanada Oriental, la oposición de organizaciones ecologistas y el informe resultante de un amplio proceso participativo cuestionan con contundencia el proyecto de embalse de Korrosparri. Bajo estas premisas, el tema regresa hoy a las Juntas Generales de Araba, donde los diferentes partidos volverán a mostrar sus posiciones en torno a un proyecto que ha generado debate y oposición desde que se pusiera en marcha en la década de los 90.

En origen, la construcción del embalse de Korrosparri buscaba abastecer de agua a Agurain, Asparrena y San Millán, así como proporcionar agua para el regadío de la Llanada Oriental. El proyecto de la presa se acabó de redactar en el año 2000. Su idoneidad se ha visto cuestionada con la aprobación, como norma básica a nivel europeo, de la Directiva Marco del Agua (DMA), de obligado cumplimiento. En consonancia con la llamada «Nueva cultura del agua», uno de los ejes de la DMA es adecuar la demanda de agua a la disponibilidad real de cada lugar y también el uso eficiente de recursos, y no la oferta ilimitada. De esta forma se pasa de promover la oferta del agua, ignorando los criterios medioambientales, a promover políticas de gestión del agua de carácter sostenible. Bajo este prisma, se descarta la construcción de un nuevo embalse, por entender que existen otras alternativas.

Al uso más eficiente del agua hay que sumarle el elevado impacto ambiental que tendría la construcción de la presa. Las organizaciones ecologistas SEO/BirdLife, Greenpeace, WWF-España, Ecologistas en Acción y Amigos de la Tierra han solicitado que el proyecto se desestime definitivamente.

Estos grupos se basan en los informes de las administraciones ambientales, que confirman el «elevado impacto ambiental» del proyecto. Así, la presa de Korrosparri afectaría a dos espacios de la Red Natura 2000, a cuatro hábitats de interés comunitarios y a especies en peligro de extinción, como es el visón europeo. Además, la superficie anegada prevista ocupa 472.000 m2, lo que se traduce en 40 hectáreas de masa forestal, de las cuales la mitad corresponden a bosque de robledal autóctono, catalogado oficialmente como «Paisaje sobresaliente» dentro del Corredor Ecológico que arranca en los humedales de Salburua y termina en la Sierra de Altzania. Por ello, piden que se estudien «las alternativas sostenibles para asegurar el abastecimiento de los municipios», y censuran que se proyecte inundar un bosque para «abastecer a un polígono industrial» y a un «proyecto de regadío de dudosa rentabilidad económica» sin asegurarse el abastecimiento de agua.

Movimientos políticos

Además de la oposición de organizaciones ecologistas, el proyecto ha generado innumerables debates políticos, al que se sumará el de hoy en la Juntas Generales de Araba. Debido a la cercanía de esta fecha, el alcalde de Agurain, Iñaki Beraza, impulsó el pasado lunes un debate al respecto en una Junta extraordinaria de la Cuadrilla de Agurain, a pesar de que sólo suelen debatir temas de gestión local. Como excepción, se aprobó una moratoria que insta a la Diputación a desbloquear la actual situación y a que realice los trámites para las construcción de la presa. Además de los votos del PNV, partido al que pertenece Beraza, contó con el apoyo del PSOE. Es destacable que esta posición no coincide con la defendida por el PNV en las Juntas Generales.

Por otro lado, la izquierda abertzale -que sólo cuenta con un representante de los cinco que le correspondían debido al apartheid político-, Aralar, EA e independiente de Dulantzi impulsaron una segunda moratoria. El juntero de la izquierda abertzale en la Cuadrilla, Javier Mendaza, explicaba los objetivos: «En primer lugar, hacer un estudio de consumos y necesidades de agua actuales y también de previsiones, siempre con un crecimiento urbano e industrial adecuado. En segundo, implementar políticas de gestión de la demanda (ahorro, eficiencia, etc.). Y en tercer lugar que se desarrollen técnica y económicamente las posibles alternativas que hay al embalse y que supondrían menor coste económico y, especialmente, menor coste medioambiental».

La posición de Mendaza coincide con las conclusiones de un informe que ha sido el resultado de un proceso de participación ciudadana impulsado por el Departamento de Medio Ambiente de la Diputación junto a la Agencia del Agua. En dicho documento, con el que se ha mostrado de acuerdo la Plataforma Korrosparri, exige que se estudien tanto las necesidades actuales y futuras como la viabilidad técnica y económica de las diferentes alternativas. También pide que se implementen Plantes Integrales de Gestión de la Demanda del Agua. Asimismo, tanto el informe como la plataforma exigen la coordinación de los organismos gestores del agua y la de los diferentes departamentos forales implicados.

Por último, el informe pide que se valore en profundidad la alternativa Amvisa. Esta posibilidad es la que más fuerza está adquiriendo, a pesar de que los miembros de la Plataforma Korrosparri, así como Javier Mendaza y dicho informe, inciden en que se tiene que estudiar en profundidad y de forma coordinada por los gestores del agua.

Esta posibilidad se basa en el suministro de agua desde los embalses del Zadorra y en una gestión integral del ciclo completo, que pasaría a manos de Amvisa. En caso de ser insuficientes o inviables, a pesar de que las tuberías de conexión ya existen, critican que tampoco se ha tenido en cuenta el embalse de Urdalur, situado en la cuenca de Arakil.