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Escalada Actividad

Duro big wall ártico en un inexplorado rincón de Baffin

Los escaladores Stuart McAleese, Mark Thomas y Mike «Twid» Turner abren la ruta «Arctic monkeys » (1.400 m, VI, A4) en una pared virgen de la cordillera de Sail Peaks (Stewart Valley). Pasaron 18 jornadas seguidas en la pared con temperaturas de hasta -20º.

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Andoni ARABAOLAZA

«Las grandes paredes del valle de Stewart son algunas de las más límpias y espectaculares de la isla de Baffin. Hay cientos de murallones, pero las condiciones son extremadamente duras. Por ello es imposible escalar en libre. Llevo ya siete expediciones a diversos escenarios del Ártico. Y vuelvo porque es una zona no contaminada; donde la mano del hombre todavía no tiene consecuencias irreversibles. Siempre estás solo, lejos de todo y puedes explorar nuevas áreas de escalada. Es un lugar increíble».

De esta forma se expresa Mike Twid Turner, uno de los especialistas big walleros más prolíficos de estas dos últimas décadas, una vez finalizado su nuevo proyecto.

El galés se acercaba hasta la isla de Baffin junto a sus compañeros de cordada Stuart McAleese y Mark Thomas. El proyecto era cosa de Turner, ya que en su visita de 1999 a Baffin ya identificó la línea que quería escalar el trío: «La ruta que hemos escalado siempre ha permanecido en mi mente. Nuevamente ha sido una aventura muy atractiva, ya que son pocos los escaladores que se han aventurado en el valle de Stewart; quizás la mejor zona del mundo de grandes paredes de calidad».

Y justo en la desconocida cordillera de Sail Peaks, en una pared virgen, los tres escaladores terminaban el pasado 24 de mayo una dura ruta de artificial bautizada como «Arctic monkeys». 1.400 metros de recorrido con dificultades de hasta VI, A4, V+. Una impresionante línea vertical creada en una proa de granito que les ha llevado 20 jornadas de trabajo y 18 noches consecutivas en la pared. «Como la famosa Torre del Loto, pero en doble», añade Turner.

Los expedicionarios llegaron a la base de la montaña a principios de mayo, y, casi sin parar, estuvieron dándole forma durante tres semanas a la nueva creación realizada en uno de los big wall del valle de Stewart. Un dato que hay que tomar en cuenta: sólo 3 ó 4 grandes paredes se han escalado en ese valle.

Pero vayamos a situar el lugar donde McAleese, Thomas y Turner han actuado. El valle de Stewart y su cordillera de Sail Peaks se encuentra a unas 100 millas al norte del río Clyde, muy por encima del Círculo Polar Ártico y todavía más al norte del conocido fiordo de Sam.

Con estos datos ya empieza a tomar peso el lugar dónde se ha desarrollado la actividad y la importancia de las condiciones que han tenido que soportar. Para empezar, los tres escaladores tuvieron que realizar la aproximación en motos de nieve sobre un recorrido que les llevaba por un mar helado. Así, contaban con el tiempo justo para escalar y volver a tierra firme, ya que lo tenían que hacer antes del deshielo de primavera. Según adelanta Turner, ese fue uno de los grandes quebraderos de cabeza de toda la expedición: «El mayor problema fue el de la vuelta y el inminente deshielo. Si te pasas un poco de las fechas tienes el peligro de quedar bloqueado hasta mediados de agosto. Y eso no te hace ninguna gracia».

Artificial muy duro

Una vez en la base de la montaña, el trío enseguida le hincó el diente al nuevo objetivo; y es que, como adelantábamos, Turner ya lo tenía todo perfilado. Los primeros 500 metros de escalada se caracterizan por un corredor de nieve y mixto fácil que les llevaría hasta la base de la pared. A partir de ahí les esperaban 1.000 metros de granito virgen por un espectacular espolón.

Sobre el grupo, el escalador galés lo tenía muy claro: «Fue una expedición de tres colegas a una aventura glacial. Una experiencia donde la diversión ha superado el sufrimiento y el dolor que hemos tenido que soportar. Nos sentíamos como tres monos en una inmensa pared. Lo importante era abstraerse de todo lo negativo; es decir, intentábamos no hablar ni escuchar al otro de la dureza de la escalada. Yo tenía muy claro que quería un equipo de tres, ya que los grupos numerosos no me gustan».

Sobre el estilo, el galés lo tenía también muy claro: estilo cápsula. De los 20 días de escalada, 18 noches estuvieron colgados de las hamacas y montaron dos campos: «Creo que el estilo cápsula en este tipo de expediciones es el más adecuado. Subir y no volver: soñar colgado en una hamaca».

Fueron duras jornadas, no sólo por las dificultades técnicas, sino también por las extremas condiciones de intenso frío y fuertes vientos: «La escalada en sí fue dura porque había que superar largos técnicamente muy difíciles. Pero el extremo frío con temperaturas de hasta -20º hizo que la escalada se conviertiera aún más dura. En esas condiciones es imposible escalar en libre. Todos los días soportamos los -20º y mucho viento. Siempre escalábamos con los guantes puestos. Pasábamos una hora y media derretiendo nieve para poder hidratarnos. Asegurar era la tardea más dura de todas, y a menudo requería llevar puestos dos plumas a la vez. Además nos quedamos sin alimentos y combustible en la parte superior de la pared».

Sobre las dificultades que se encontraron durante la ascensión, McAleese, Thomas y Turner informan que se trata de una vía muy física. Largos de hasta A4 que exigían exprimir todos los conocimientos que tienen de artificial: «Cada día trabajábamos en la pared unas 12 horas. Nos encontramos dos largos totalmente lisos, y tuvimos que echar de toda nuestra inteligencia en artificial. Para cada una de esas tiradas necesitamos tres jornadas».

El 24 de mayo terminaban la faena. La conclusión de Turner ha sido la siguiente: «Fue una gran vía, una línea fantástica en un big wall muy vertical».

baffin

El trío de escaladores abrió «Arctic monkeys» en un pico virgen del valle de Stewart. 1.400 metros de recorrido y dificultades de VI, A4.

condiciones

Tuvieron que soportar temperaturas de -20º y fuertes vientos. Señalan que era imposible escalar en libre.

3 semanas

Para la apertura de la nueva línea vertical de granito han invertido tres semanas y 18 días seguidos en la hamaca.

«Eskalada Topaketa», Santa Bárbara acogió a 50 escaladores habituales de la escuela de escalada

Las plegarias realizadas por Stig Larrañaga, organizador de la iniciativa «Eskalada Topaketa» de Santa Bárbara celebrada el pasado sábado, tuvieron una soprendente buena respuesta. A 100 kilómetros al oeste de la escuela de escalada hernaniarra, en Bilbo, no tuvieron la misma suerte. Las fuertes lluvias suspendieron la prueba de la Copa de España de escalada en categoría senior que tenía que celebrarse en la capital vizcaina.

Pero Larrañaga se esforzó en sus plegarias, y finalmente el encuentro organizado por la sección de escalada del Club Vasco de Camping se llevó a cabo sin ningún contratiempo. Ya adelantábamos hace unas semanas que esta iniciativa se enmarcaba dentro de los actos del 60 aniversario del club de montaña donostiarra.

Así, Larrañaga y su equipo montaban un encuentro de escaladores en la histórica escuela de escalada hernaniarra con el fin de pasar una agradable jornada.

La cita era a las 10 de la mañana. A esa hora las calles de la localidad guipuzcoana estaban mojadas y el cielo bastante cubierto. En cambio, la pared y sus vías estaban totalmente secas. Poco a poco el parking empezaba a llenarse y los primeros participantes sellaban su incripción. Una camiseta del encuentro, bebida, comida, un croquis actualizado... y para la pared. Por delante, los escaladores tenían un listado de 43 líneas para escalar entre las 10 de la mañana y las 8 de la tarde.

Junto con el listado de vías que iban del 4b hasta el 7b+, la puntuación de cada vía. Cada participante, 50 en total, debía apuntar las vías escaladas y, tras la suma, se llevó a cabo una «clasificación». Eso sí, como nos afirmaba Larrañaga, el encuentro no era una competición en sí: «El objetivo era reunirnos ante las vías de Santa Bárbara, escalar lo máximo posible y pasar una bonita jornada». Y así fue.

Entre los participantes, una buena representación de los habituales y más míticos escaladores de la escuela. Hasta el propio Martín Zabaleta (recién llegado de Estados Unidos) estuvo presente. A destacar, entre otros, la cordada formada por los veteranos Zabaleta y Gerardo Telletxea quienes demostraron que la experiencia sigue siendo un grado. 10 horas seguidas de escalada, con alguna que otra presencia de la lluvia, pero que no deslució el encuentro.

Jon Mujika fue el escalador que más vías escaló y el que mayor puntos sumó. Le siguieron Mikel Martiarena con 12 líneas escaladas, Fran Armenteros con 14 (pero menor puntuación) e Iñaki Zuza con el mismo número de vías.

A las 20.00 finalizó el encuentro, que ha sido valorado positivamente por los participantes, quienes agradecieron a los organizadores la labor desarrollada. Una hora más tarde, la mayoría de los escaladores se reunían de nuevo, pero esta vez para degustar una cena en una cercana sidrería.

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