El presidente de Eslovaquia, Ivan Gasparovic, anunció ayer, tras las elecciones legislativas del sábado, que encomendará la formación del Gobierno a los socialdemócratas de Robert Fico, primer ministro saliente, al haber vencido en los comicios y pese a carecer de apoyos parlamentarios suficientes. Las reiteradas acusaciones de corrupción e irregularidades en la financiación del partido gubernamental han pasado factura a la incontestable popularidad de Fico.

Los cuatro líderes de las formaciones de centroderecha (conservadores, liberales, democristianos y húngaros moderados), que en conjunto suman 79 de los 150 escaños, declararon que no negociarán con Fico.

El Partido Socialdemócrata (SMER) fue el claro vencedor de los comicios, con el 34,79%, aunque con su socio gubernamental del Partido Nacional Eslovaco (SNS) sólo reúne 71 escaños.

Pese a que el SMER consiguió el mejor resultado de su historia, el hundimiento de sus socios nacionalistas deja al partido sin bazas para mantenerse en el poder, por lo que Fico admitió ayer que el futuro de su formación es la oposición parlamentaria. «Seremos un partido de oposición estable y duro», dijo resignado antes de cuestionar la alianza «tetrapartida» que liderará la conservadora Iveta Radicova y que, en su opinión, supondrá «gran inestabilidad».