CÓRDOBA 4

REAL UNIÓN 0

Sólo un milagro puede salvar al Real Unión, que necesita ganar la próxima semana al Hércules y esperar los tropiezos de unos cuantos rivales para certificar la permanencia en Segunda A.

Los irundarras viajaron a Córdoba pensando en un solo número, el 49, pero volvieron con otro, marcado en rojo y en una zona menos noble, porque el traspié resultó desolador. Pese a que durante la semana se reconocía que incluso una derrota podría mantener vivo al equipo -y así es, aunque sea con respiración asistida-, nadie esperaba que ésta se tradujese en una goleada tan contundente como la que le cayó en el Nuevo Arcángel. Un batacazo que no sólo complica sobremanera su clasificación, sino que dejará forzosamente tocados a los hombres de Iñaki Alonso.

Dolió especialmente porque el partido tuvo buena pinta de inicio, con un Real Unión superior a un rival que se veía nervioso y sin ideas y que apenas era capaz de acercarse a Xabier Jauregi a balón parado.

Pero mientras los blanquinegros perdonaron cuando tuvieron la posibilidad de adelantarse, con balón al palo incluido, el cuadro andaluz sólo necesitó dos llegadas para abrir el marcador. En la primera se lució Jauregi; en la segunda se desquitó Pepe Díaz para hacer el 1-0.

De mal en peor

El palo le sentó fatal al Real Unión, que prácticamente desapareció del campo. Y, por desgracia, no hubo oportunidad de comprobar si había aprovechado el descanso para serenarse, porque antes de que se cumpliera el minuto de la reanudación, Asen hacía el segundo tanto blanquiverde. Con una ventaja que parecía inimaginable en los primeros compases del choque, el Córdoba no se conformó con celebrar su permanencia y buscó la puntilla, que no tardó en llegar. Pepe Díaz, el héroe de su equipo con dos goles y una asistencia, cabeceó a la red el 3-0.

Con el Real Unión buscando el imposible sin ideas y ánimo, su anfitrión no necesitó más que esperar una oportunidad al contragolpe para redondear la goleada, a once minutos del final, por medio de José Vega.