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Reala lehen mailan

Hay que gestionar este club y esta ilusión

 


Joseba ITURRIA

Uno nunca olvidará la manifestación festiva blanquiazul que se vivió ayer dentro y fuera del estadio de Anoeta, las caras y los ojos de los jugadores y de los aficionados que trasmitían una ilusión y una alegría a la que las personas que tienen responsabilidad en la Real y en esta sociedad no pueden volver a traicionar. Era impresionante ver a millares de personas con sus camisetas blanquiazules, la gran mayoría jóvenes y niños que representan el futuro de un club que ha vivido sumergido en miserias en los últimos años y que necesitaba una explosión de júbilo como la de ayer. Cantidad de padres iban con unos niños que tardarán años en ser conscientes de lo que supuso para Gipuzkoa lo que vivieron ayer y que representan el futuro de este club porque a unos pocos elegidos les tocará asumir la responsabilidad de ayudar en el campo y los demás, casi todos, deberán empujar desde la grada para que este club siga vivo otros cien años y pueda vivir más fiestas como la inolvidable de ayer.

Nadie debe olvidar que el ascenso llega gracias a la química perfecta de la unión entre la calidad y el compromiso de los jugadores de la cantera de Zubieta y la fidelidad y el apoyo de toda Gipuzkoa. Una fórmula mágica a la que no se puede renunciar hasta el día en que se demuestre que no alcanza para estar habitualmente en Primera. Porque algunos no recuerdan que el año que la Real bajó lo hizo con quince jugadores extranjeros y un Consejo que hizo lo contrario de lo que prometió, devolver a este club a lo que siempre le ha funcionado. Y cuando quiso hacerlo y empezó a tener los resultados que siempre ha tenido este club cuando ha sido fiel a las claves de su éxito, el mayor responsable de todas las penurias que ha vivido la Real en esta década se encargó de estropearlo tras quedar cautivado por una persona a la que en un principio apoyó para que comprara el 35% de las acciones y se apropiara de la Real. Luego se arrepintió, pero ya era tarde. Es la misma persona que ha decidido cuándo había que cambiar de presidente y quién debía sustituirlo.

Desde ese mismo periódico que ha tenido tanta responsabilidad en lo que ha pasado en la Real en los últimos años se pedía ya esta semana que a partir de ahora se volviera «a gestionar deuda». Ésa es la forma de pedir que la Real vuelva a la loca carrera que le ha dejado muy cerca de su desaparición. La única forma de endeudarse para la Real es dejar de pagar a Hacienda y arrodillarse ante los políticos y la Kutxa para que les den el dinero para que el técnico de turno intente cumplir la teoría imposible de comprar barato y vender caro. Y lo bueno es que el ejemplo que se pone es un señor con el que la Real entró en caída libre en lo económico al gastarse 22 millones en cuatro jugadores de los que sólo se recuperó uno con su salida.

La Real no tiene que gestionar deuda, debe gestionar un club y una ilusión y puede ser capaz de mantenerse en Primera con los jugadores de Zubieta y Gipuzkoa y una media docena de incorporaciones y con el apoyo de su gente sin necesidad de mendigar a las instituciones. El ascenso tiene que servir para que la Real recupere su dignidad y su independencia. Las instituciones no pueden sostener los aires de grandeza de algunos. Y de la voluntad de ningún director de un periódico puede depender los cambios de directiva que corresponde decidir a los accionistas. Por eso hay que esperar que el Consejo que ha cogido este club hecho añicos y ha conseguido que la Real esté en Primera, el Sanse en Segunda B, que todos los clubes de Gipuzkoa firmen el convenio del fútbol base haga lo que ha prometido y no lo que le digan. Hay que dar continuidad a lo que ha permitido que Anoeta viviera ayer la mayor fiesta de su historia y no olvidar cómo llegó a la Real a la peor situación.

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