COSTA DE MARFIL 0

PORTUGAL 0

La pesada losa del miedo a perder en el partido del debut mandó al traste un envite que se presuponía atractivo, pero que acabó siendo una auténtica decepción. Sobre todo del lado luso, porque Costa de Marfil, al menos, le puso ganas a la hora de disponer de la pelota, bien es cierto que sin inquietar en demasía la meta de Eduardo.

Pese a que en sus botas estuvo la mejor ocasión del choque -mandó un lejano trallazo al poste cuando un inseguro Barry ya estaba batido-, la figura mediática de Portugal, Cristiano Ronaldo, se preocupó más de zambullirse en virtuales piscinas que de canalizar el juego ofensivo de los suyos.

Y cada vez que lo intentó salió a relucir más su faceta individualista que el hecho de contribuir con su talento a una victoria de la escuadra dirigida por Carlos Queiroz. Al futbolista merengue le pudo más su ego -no en vano actualiza diariamente su página de Facebook, que ya cuenta con cuatro millones de fans- y la ansidedad de no marcar con su selección desde un lejano febrero de 2009, cuando lo hizo en un amistoso contra Finlandia, y además de penalti.

Costa de Marfil no podía rivalizar en estrellato -Drogba se había quedado en el banquillo-, pero acabó imponiendo su estilo, aunque sin mordiente. El jugador del Lille Gervinho fue el más incisivo, mientras Touré Yayá se convirtió en el dueño y señor del medio campo ante un decrépito Deco, al que no le gustó ser relevado por Tiago en el segundo periodo.

El dominio costamarfileño no llegó a ser tan asfixiante como para que los lusos pasaran apuros, a excepción del ultimísimo tramo, donde ya con la presencia del mermado ariete del Chelsea -juega con el brazo roto pero dispuso de una buena ocasión en el descuento-, embotellaron a su rival. Pero la tradicional falta de mentalidad africana para irse a por el partido mantuvo viva a Portugal.