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CRíTICA cine

«El retrato de Dorian Gray»

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Koldo LANDALUZE

En su beneficio, cabe reseñar que esta nueva adaptación de «El retrato de Dorian Gray» no engaña al espectador porque, desde sus primeras escenas o incluso ya antes, en el trailer promocional que anunciaba su estreno, se mostraba su descarada vocación de perpetuar ese filón de horrores fantásticos que nació de franquicias tipo «Crepúsculo». El fantástico que hoy en día se diseña en los laboratorios de Hollywood para el público adolescente se está convirtiendo en un terreno abonado para el manierismo más rancio y conservador, una lacra para el ingenio. Lo mismo cabe decir de esta producción que tira por tierra la merecida fama que siempre han tenido los británicos a la hora de rodar filmes de época. Para colmo de males, el cineasta Oliver Parker nunca más volverá a contar con la oportunidad que ha supuesto contar con un guionista tan excepcional como Oscar Wilde. En este apartado radica uno de los muchos lastres con los que cuenta este cuento habitado por efebos embobados con el sexo, ya que la trama de la película sacrifica en todo momento el original literario y, peor aún, rediseña al gusto actual las personalidades de dos personajes tan apasionantes como Dorian Gray y su mentor y guía en su descubrimiento de los maravillosos vicios que oculta la noche londinense, Lord Henry Wottom. El actor Ben Barnes se limita a posar en todo momento. Jamás se intuye ese brillo de malicia e inquietud que oculta su belleza perpetua y artificial. Junto a él, Colin Firth logra rescatar algo del lord Henry literario gracias a su incuestionable talento interpretativo. Pero resulta tan tímida y mojigata su presencia que, por momentos, nos hace olvidar el cinismo que empleaba su variante literaria cada vez que impartía sus lecciones-diálogo a su joven pupilo.

Mientras esta adaptación de «El retrato de Dorian Gray» envejecerá lenta y muy mal en cualquier desván olvidado, el original literario de Wilde seguirá paseando lozano por las callejas sórdidas de un Londres victoriano decadente y siempre dispuesto a ser revisitado por cineastas mucho más atrevidos que Oliver Parker.

Ficha

Dirección: Oliver Parker.

Guión: Toby Finlay, (sobre la novela de Oscar Wilde)

Fotografía: Roger Pratt.

Intérpretes: Ben Barnes, Colin Firth, Rebecca Hall, Rachel Hurd-Wood, Ben Chaplin.

País: Gran Bretaña, 2009.

Duración: 112 m.

Género: Fantástico.

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