Raimundo Fitero
Terapias y tratamientos
Han insistido en todas las cadenas, ha ocupado un espacio bastante importante en la mayoría de los noticiarios, y después de todo lo que nos cuentan, lo que escuchamos y oímos, no sabemos si existe una clínica en Barcelona que se dedica a realizar un tratamiento para que gays y lesbianas abandonen, reduzcan, acomoden sus sentimientos y dejen de ser homosexuales. Uno de los denominados terapeutas que diagnostican en ese centro asegura que todo es mentira, que ellos solamente hacen tratamientos sobre todo tipo de adicciones y especialmente al sexo. En una de la informaciones escuchamos al supuesto especialista un comentario absolutamente deleznable: «muchos homosexuales sufren». Barbaridades que creíamos fuera de toda práctica pero que nos demuestran que no todo la sociedad camina al mismo paso.
En otro comentario, con una carga mucho más politiquera en el sentido más abstruso del término, se recomienda tratamiento anti nacionalista, y terapia de choque contra el independentismo. Antes solamente recomendaban viajar, pero como se les ocurra a la gente irse hacia Flandes, el supuesto problema se agrava. No se han descubierto gabinetes de terapeutas en esta especialidad, aunque sí existen muchos sicóticos nacionalistas españoles, muchos neuróticos obsesivos repartidos por tertulias de todas las cadenas. Pero claro, esto es como lo anterior, lo malo no es el nacionalismo, sino el nacionalismo que no es español, al igual que el problema no es la adicción a la sexualidad, sino la homosexualidad.
Aunque el tratamiento que se reclama a voces es que necesita Mercedes Milá que asegura en un reportaje de alcance que le da asco lo que hacen en su cadena, Tele 5, y focaliza su fobia en «Sálvame». Esto es un claro ejemplo de desdoblamiento de personalidad; cuando ella hace GH, la cadena es ejemplar y está a la cabeza de la investigación sociológica, pero cuando otros hacen algo de la misma calaña, le provoca vómitos. Antes bastaba con un diagnóstico de cinismo o como provocación para conseguir una rotura de contrato y poder negociar con otra cadena, pero ahora, y en este caso muy especialmente, la cuestión tiene peor tratamiento clínico.