Ainhoa Ortiz, trabajadora del bar Ezpala de Iturrama, tendrá que presentarse mañana en la Audiencia Nacional española para ser juzgada por la campaña de persecución contra las fotos de presos políticos vascos. Pero no estará sola, como quedó claro en una comparecencia realizada ayer por sus vecinos frente al establecimiento. Y tampoco los represaliados del barrio quedan relegados al olvido; los comparecientes portaban carteles con sus nombres.

En la comparecencia se denunció que Ortiz, para quien se solicita un año de prisión, es víctima de «un golpe mediático. Es lo que buscaban con las fotos de los presos, y con el soporte de los medios de comunicación. Porque las fotos de los presos simbolizan tanto aquí como en cualquier parte del mundo el recuerdo de nuestros vecinos encarcelados, a los que queremos y recordamos; es la imagen de la lucha de sus familiares contra la dispersión, contra las medidas de exterminio, contra la cadena perpetua, el aislamiento y las palizas en prisión, la intervención de las comunicaciones o los cacheos humillantes a los familiares».

«¿Por qué no antes?»

«Nos quitaron las fotos, nos la hicieron quitar. Pero no nos van a hacer cambiar de opinión», indicaron estos vecinos de Iturrama. «Hodei [Ijurko], Iker [Araguas], Aritz [Azkona], Miren [Zabaleta] y Alex [Belasko] son vecinos del barrio, personas comprometidas. Por eso, se lo deci- mos bien claro a Rubalcaba, Ares, Saiz y demás: con fotos o sin ellas, seguiremos luchando por los derechos de los presos».

Remarcaron además el absurdo de estos casos: «Cuando Ainhoa comenzó a trabajar las fotos llevaban años puestos y la Policía las había visto en todas y cada una de las veces que entró en el Ezpala. ¿Cómo puede ser delito algo que había permitido y consentido? ¿Cómo puede ser delito algo sin sentencia o ley que lo prohíba?». Mañana a las 20.00 se concentrarán en la rotonda de la calle Eskirotz.