Todavía las agresiones a la clase trabajadora desde los gobiernos, las haciendas y desde los empresarios no han finalizado. A la reforma laboral de Zapatero, le seguirá la de las pensiones y... la que nos espera. Bueno, en este momento, la reforma laboral está en el tejado del Congreso español e irá a peor para los trabajadores, sin duda. Zapatero metió el bisturí al trabajador, pero ahora todos los demás querrán hacer sangre. Porque, salvo alguna pequeña excepción, todos ellos están de acuerdo con que seamos los trabajadores los que paguemos la crisis económica.

Nos hablan de un marco de trabajo dual; que no hay derecho a que haya trabajadores fijos y otros temporales -precarios, digo yo-. Cierto. No hay derecho, pero como siempre, equivocan el punto de mira. ¿Acaso son los trabajadores los que no quieren contratos fijos? No. Son los empresarios que hacen ese tipo de contratos apoyados por los gobiernos que hipócritamente dicen que va a mejorar el mercado laboral.

El objetivo está claro: ganar más dinero, porque pagarán menos cotizaciones, bajos salarios y destruirán empleo fijo para cambiarlo por precario. No es nuevo. Cuando la economía ha ido bien y han ganado todo lo que han querido, estos empresarios tan enrollados no lo han distribuido, se lo han metido al bolsillo. Cuando ha llegado la crisis, han aplicado eso del «todos a la calle», porque, de lo contrario, no siguen ganando dinero, aunque una parte muy elevada de los ocupados vayan al paro a sufrir y a pasar miseria

Nos han dicho, una y otra vez, que las reformas laborales avanzarían hacia un mercado laboral estable. Falso. Una mentira tras otra, de los gobiernos y de los sindicatos mayoritarios españoles que han validado muchas de esas propuestas. La verdad: hoy, más que nunca, la huelga general es necesaria.

Es la reforma más agresiva. No hay excusas. No podemos dejar pasar esta oportunidad para mostrar el rechazo a la reforma laboral. El día 29 de junio todos a ocupar la calle, que sepan que Euskal Herria dice no a su reforma y, sobre todo, que hay una mayoría sindical vasca que sí tiene soluciones, lo que ocurre es que los políticos no tienen voluntad de enfrentarse a los poderosos. Son unos vendidos.