Raimundo Fitero
Pufos
La otra noche en Cuatro dentro del programa que dirige Jon Sistiaga «Rec», ofrecieron una especie de cartografía de los pufos inmobiliarios realizados al calor de algún acontecimiento de relevancia internacional. Las huellas de la corrupción dejadas con alevosía y cintas inaugurales. El esqueleto del despilfarro, de las construcciones que se hacen con dinero público para mayor gloria de los políticos de turno y el enriquecimiento de constructores y empresas diversas adjuntas por asuntos partidistas a las mayorías políticas circunstanciales en cada punto y lugar de la geografía peninsular.
Aunque considerar la Expo de Sevilla, el velódromo de Palma de Mallorca, por poner dos ejemplos mostrados, como pufos es quizás coger el rábano por las hojas, ya que son cada una en su dimensión dineraria, dos expresiones del gasto público aprovechado como una oportunidad de enriquecimiento de muchos individuos, además de ser sospechosamente una de las maneras de la financiación irregular de los partidos políticos. Sería buena idea hacer una serie sobre estos pufos, al igual que esa maravillosa serie que se emite en abierto por La Sexta sobre las grandes obras de ingeniería y arquitectura, que tanto nos entretiene, en la que se propone en vez de ver el proceso de montaje de un puente, se podría analizar la ingeniería contable, los pasteleos empresariales, la creación de estructuras variables para colocar a los afines. Yo empezaría por el Guggenheim.
La televisión pública española ha tratado a José Saramago mejor ahora que está muerto que cuando vivía. Todavía le falta hacer a TVE un gran programa sobre el gran escritor y hombre de progreso que se merece el gran poeta, novelista y dramaturgo. De momento tras su falta irreparable nos consolamos con las muestras de odio que han salido a modo de vómitos del Vaticano. Estas furibundas reacciones del órgano de expresión de la curia romana nos convencen todavía más del acierto de sus apreciaciones del autor lusitano sobre el hombre en la tierra y sus relaciones con las mitologías. Leamos a Saramago, que nos hará bien, nos ayudará a transitar por este mundo mejor armados contra la barbarie religiosa.