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Acuerdo estratégico independentista

Acuerdo independentista histórico entre la izquierda abertzale y EA

Eusko Alkartasuna y la izquierda abertzale suscribieron ayer un acuerdo estratégico con el objetivo de luchar por la creación de un Estado vasco. Ante cientos de militantes de ambas formaciones y observadores internacionales se comprometieron a «desarrollar una estrategia basada en la confrontación cívica, pacífica y democrática» contra «la imposición de los nacionalismos español y francés y sus estados». La alianza supone una novedad en la política vasca.

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Iñaki IRIONDO | GASTEIZ

Rufi Etxeberria por la izquierda abertzale y Pello Urizar en nombre de Eusko Alkartasuna fueron los primeros en estampar sus firmas en el documento de «Bases de un acuerdo estratégico entre fuerzas políticas independentistas». Ambos ocupaban la posición central en una larga mesa situada en el escenario de la sala del Euskalduna. Después fueron suscribiendo el texto Ikerne Badiola, Mariano Álava, Santi Merino, Koldo Amezketa y Maider Carrere, por parte de la Ejecutiva Nacional de EA, y Jone Goirizelaia, Txelui Moreno, Idoia Aiastui, Karmele Aierbe e Iñaki Olalde, de la izquierda abertzale. Arropándoles, decenas de representantes de ambas corrientes y la delegación internacional.

Fue el cierre solemne de un acto que más de dos horas antes se había abierto a los sones del Himno de las Cortes de Nafarroa. La rúbrica constata la «convergencia en compromisos y objetivos» entre la izquierda abertzale y EA.

Compromiso definitivo

La organización había garantizado una presencia equilibrada de representantes de una y otra corriente del independentismo en la salón donde tuvo lugar el acto, que se llenó con más de seiscientas personas. Otros cientos quedaron en salas anexas.

Los firmantes del acuerdo muestran sin disimulo su carácter nacional y que su objetivo es la creación de un Estado vasco, al tiempo que mantienen como prioridad «la superación del conflicto político y la desaparición definitiva de la violencia».

En el documento se recoge la apuesta por estructuras jurídico políticas nuevas para los territorios vascos.

Al mismo tiempo se mantiene la necesidad de un acuerdo para la superación del conflicto político, que se conseguirá «a través del diálogo entre los diversos agentes», con la puesta en marcha de diversas medidas que se proponen «después de asumir el compromiso firme y definitivo del uso en exclusiva de las vías pacíficas, políticas y democráticas».

La derogación de la Ley de Partidos y la resolución de la cuestión de las presas y presos políticos vascos figuran también en el acuerdo.

Acumulación con concreciones

Miren Legorburu, de la izquierda abertzale, y Elisa Sainz de Murieta, de EA, fueron las encargadas de ir desgranando los principales contenidos del acuerdo de bases, que en todo momento señalaron que estaba abierto a la suma de otras formaciones.

En el acuerdo se recoge textualmente que ambas partes darán «prioridad a la relación con quienes deseen la construcción del Estado vasco», pero también muestran el deseo de trabajar «conjuntamente con los sectores que defiendan la autodeterminación de modo que la suma de fuerzas nos permita superar el escenario actual de negación e imposición».

Junto a la vertiente nacional hay también otra social, puesto que para los firmantes es también primordial el trabajo por la justicia social, así como por la paridad entre hombres y mujeres. En el texto se muestra «la voluntad de suma de las fuerzas progresistas».

Además, consideran prioritario y merece una mención expresa la búsqueda de puntos de encuentro y compromiso con la mayoría sindical del país, «respetando en todo caso -se aclara- su autonomía e iniciativas».

Se detalla que «la acumulación de fuerzas que deseamos los y las independentistas necesita de expresiones concretas. Mostramos la adhesión a las iniciativas populares que surjan a favor de la independencia, con absoluto respeto en todo caso con su naturaleza y dinámicas».

Y, aunque sin demasiadas concreciones todavía, EA y la izquierda abertzale también dejan por escrito que consideran «necesario impulsar fórmulas electorales que permitan esa acumulación de fuerzas y el desarrollo de los objetivos marcados en el presente acuerdo».

Confianza en el pueblo

Los firmantes de este acuerdo estratégico dicen ser conscientes de que en el camino hacia la independencia es más que posible que choquen con «la imposición y falta de voluntad por aceptar bases y contenidos democráticos» por parte de «los nacionalismos español y francés y de sus estados», pues así lo han acreditado históricamente.

Ante esa realidad, la izquierda abertzale y EA dejaron ayer firmado su compromiso de «desarrollar una estrategia basada en la confrontación cívica, pacífica y democrática».

Aseguran en el texto que «nuestra mayor fuerza será la adhesión popular y la movilización tanto para hacer frente a la imposición como para avanzar en el proceso democrático, y hacer realidad nuestra propuesta política de lograr la independencia de Euskal Herria». Y concluyen que «es el pueblo quien debe ser sujeto de la política, y en el camino de construcción del Estado vasco es el pueblo quien debe tener siempre la palabra».

Durante el acto de ayer volvió a quedar patente que el acuerdo entre EA y la izquierda abertzale tiene carácter nacional y «tendrá proyección en todos los espacios geográficos y sociales de Euskal Herria».

Esa «dimensión nacional se desarrollará siendo conscientes de los distintos ritmos en los diferentes territorios y marcos de decisión». Por ello, los firmantes muestran su «intención de responder a los mismos desde el respeto y protección de las diversidades», aunque también con «perspectivas nacionales».

EA y la izquierda abertzale destacaron que proceden de tradiciones y prácticas políticas distintas y en algunos casos contradictorias, pero destacan que el tiempo histórico exige aunar fuerzas, y se comprometen a ello desde el «respeto entre las partes» y la «confianza mutua».

Esa diversidad pudo verse también en el Euskalduna. Gentes muy distintas pero un grito común: «Independentzia».

unidad de acción

EA y la izquierda abertzale se comprometieron ayer a buscar una unidad de acción en todas cuestiones generales y sectoriales que consideren estratégicas en la construcción nacional y social.

cuatro claves para poner en marcha el acuerdo

PSOE y PP tratan de restar importancia al acto con un discurso a tiro fijo

Cada paso que se da en el independentismo recibe siempre la misma respuesta por parte del PSOE y el PP y sus terminales mediáticas: no hay novedad, es más de lo mismo. Eso es lo que dijeron tras el acto del Velódromo de Anoeta en 2004, tras la comparecencia de Altsasu de 2009 o tras la presentación de «Zutik Euskal Herria» de 2010. Y en unas semanas los mismos que hacen esas afirmaciones acaban corrigiéndolas por la vía de los hechos.

El caso de ayer no fue diferente. Resulta llamativo que quienes antes del acto afirman que no esperan nada del mismo, después de su celebración se digan decepcionados por lo que definen como falta de novedades.

No hay en la historia reciente de este país ningún ejemplo anterior de un acuerdo estratégico entre dos partidos de las características del firmado ayer en el Euskalduna. Tan sólo ese dato ya es significativo por sí mismo. Sin embargo, algunos se limitan a pasar el buscador de palabras por el texto y como no encuentran ni «condena» ni «ETA» ya se ponen a sacar su discurso de tiro fijo.

Por parte del PSE, la guardia de fin de semana le tocó a su portavoz, José Antonio Pastor, que afirmó que el documento suscrito no avanza «un solo paso» y opinó que «ha decepcionado incluso a su propia gente». Aventuró además que puede suponer «el suicidio político» de EA. Tras destacar que el texto «se olvida de forma clamorosa de ETA», insistió en que «el Estado tiene que seguir manteniendo la misma estrategia de firmeza».

A su entender, el acto del Euskalduna «podría resumirse en una frase: nada nuevo bajo el sol». «Ha sido una buena puesta en escena, una mascarada política, fuegos artificiales, pero ningún contenido», añadió Pastor.

El portavoz del PP de la CAV, Leopoldo Barreda, destacó también que «no ha habido condena ni siquiera mención» a ETA, lo que cree que deja «en una posición difícil» tanto a EA como a quienes «han hecho tantos pronósticos y se dedicarán a convencernos de que debemos leer lo que no está escrito» en el documento firmado.

El coordinador general de Ezker Batua, Mikel Arana, aseguró que la apuesta por «vías pacíficas» para construir un Estado vasco constituye «un paso positivo. Pero no es el definitivo -añadió a continuación-, ya que le falta reclamar a ETA su desaparición».

Desde Nafarroa, Yolanda Barcina, que celebraba en el parque de atracciones de Senda Viva el día de UPN, habló de «matrimonio» entre la izquierda abertzale y EA, y se sumó a los temores expresados por el PP durante toda la semana de que el único objetivo de la izquierda abertzale sea hacerse un hueco en las próximas elecciones.

El presidente de Hamaikabat, Iñaki Galdos, dijo que el tiempo ha dado la razón a los fundadores de este partido, escindido de EA, sobre el acercamiento a la izquierda abertzale, y se mostró convencido de que también se producirá entre ambos una «confluencia electoral». I.I.

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