Una carambola a varias bandas ha producido un hecho casi insólito: la Segunda División del fútbol estatal será la temporada que viene irrelevante para los aficionados vascos. La Real Sociedad se ha pasado al deseado vagón de la Primera y el Unión ha caído en el furgón de cola de la Segunda B, ése que no han podido abandonar Eibar o Alavés. Para encontrar una temporada sin equipos vascos en Segunda hay que remontarse hasta el curso 1971-72. En realidad, fueron dos años consecutivos sin clubes vascos en la llamada «División de Plata»: en 1969-70 se había caído el único representante vasco, Osasuna, de modo que en las dos temporadas siguientes no hubo presencia vasca en el escalón inferior a la elite. En 1972-73 los rojillos retomarían el puesto, luego se les incorporaría el Barakaldo y en las siguientes tres décadas también pasarían por ahí Sestao, Eibar, Alavés, Bilbao Athletic o Real Sociedad. En total, una travesía de 39 años repleta de jugadores y de historias que merecen ser recordadas.

Antes que eso: Indautxu, Eskoriatza....

La Segunda División nació en 1928, cuando se creó la Liga. En su inicio sólo constaba de un grupo de diez equipos, entre ellos el Alavés, que compitió con históricos como Sevilla (primer ascendido), Betis, Valencia o Deportivo. De hecho, en la segunda temporada los babazorros lograron proclamarse campeones y subir a Primera.

Ya antes de la guerra del 36, por cuestiones de operatividad la categoría se dividió en dos grupos, denominados con el tiempo como Norte y Sur. Lógicamente, en el primero siempre había alguna presencia vasca, que vista desde la perspectiva actual resulta sorprendente. Por ejemplo, el Indautxu bilbaino se mantuvo con mucha dignidad durante varias temporadas en los años 60: en 1965-66, por ejemplo, superó en la clasificación tanto a Osasuna como a la Real Sociedad, lo que le convertía de facto en el segundo mejor equipo vasco tras el Athletic. An- tes, a finales de los 50, rozó el ascenso a Primera en tres ocasiones consecutivas. En el Indautxu jugaron en Segunda nombres míticos como Telmo Zarra o José Eulogio Garate. También llama la atención el paso por Segunda del Baskonia (de 1958 a 1962) o antes el Eskoriatza (53-54) o el Erandio (49-50).

En 1968-69 la Segunda División pasó a ser constituida por un solo grupo, y así ha seguido desde entonces con una única modificación, al pasar de 20 a 22 equipos en 1997. En aquella primera temporada de grupo único descendió el Indautxu, y al año siguiente lo hizo Osasuna, dejando a la Segunda dos años huérfana de equipos vascos, algo que no ocurría hasta ahora.

Más zamoras que pichichis

Durante estos últimos 39 años, los onces vascos se han caracterizado más por su competitividad defensiva que por su espectacularidad ofensiva. Como prueba quedan los numerosos premios Zamora cosechados por sus porteros, incluso en temporadas en que sus equipos no habían brillado en la clasificación. Sin irse más atrás en el tiempo, desde el curso 1986-87 hay que apuntar ocho galardones: tres fueron para el Eibar (el veterano Garmendia se lo llevó en 1992 y 1996, y Almunia en 2002); dos para el Sestao (Etxebarria en 1987 y Liaño en 1991); uno para el Alavés (Leal en 1998); y otro para la Real (Bravo en 2009). En los últimos años destacaron también por su seguridad dos vascos empleados en otros equipos (Armando en el Cádiz y Alberto en el Valladolid). Y Roberto, ahora en Osasuna, lo logró con el Sporting.

Más difícil es encontrar Pichichis vascos de Segunda. Hay que irse hasta 1984, cuando Julio Salinas sumó 23 dianas con el Bilbao Athletic. Antes lo hizo el osasunista Patxi Irigibel en 1979 y 1980, con 24 y 19 goles respectivamente. Y ya en los lejanos años 60, Lizarralde (Indautxu), Olano (Real Sociedad) o Sabino (Osasuna).

Los «ascensos» del Bilbao Athletic

En estas cuatro décadas han ascendido de Segunda a Primera Osasuna (dos veces), Alavés (otras dos) y Real Sociedad. Pero es de justicia reconocer que también el Bilbao Athletic lo logró en el terreno de juego, evidentemente sin poder consumarlo por su condición de filial. Fue dos veces: en 1984 y en 1990. Pero se recuerda mucho más la primera: con José Ángel Iribar en el banquillo, los «cachorros» deslumbraron justo al mismo tiempo que los «leones» de Javier Clemente lograban la primera liga.

Aquella temporada 1983-84 ha quedado para la historia por la competencia encarnizada de las canteras de Athletic y Real Madrid. Los Julio y Patxi Salinas, Pizo Gómez, Andrinua, Murua o Bolaños compitieron de tú a tú con la «quinta del Buitre» (Michel, Butragueño, Martín Vázquez, Sanchís, Pardeza...), y el duelo levantó tantas pasiones que en diciembre de 1983 el Bernabéu llenó sus 80.000 localidades para verlos.

La emoción se mantuvo hasta el partido final: el Castilla quedó primero sólo por su mejor goal average, de modo que aquel año subió a Primera hasta el quinto clasificado, el Elche. Jugadores como Julio Salinas o Sanchís acabarían la temporada ya en los primeros equipos respectivos.

Al copo en la 1995-1996

A mediados de los años 90, la Segunda División se convirtió en escenario de muchos derbis. En la temporada 1995-1996 se jugaron nada menos que 20, ya que coincidieron en la categoría cinco equipos.

A Osasuna, Athletic B y Eibar se les sumaron Alavés y Sestao, ascendidos desde Segunda B. Pero no fue una buena liga; el mejor clasificado fue el Alavés, séptimo, y per- dieron la categoría los «cachorros» y el River, que además ya no han vuelto a pisar este escalón.

Para recordar fueron otras dos temporadas en las que los nuestros pugnaron por el ascenso: en 1977-78 el Barakaldo se quedó a un pasito -cuarto tras Zaragoza, Recreativo y Celta-, tras superar a Osasuna y Alavés, que quedaron en mitad de la tabla. Y en el curso 2004-05, el Alavés se llevó la tercera plaza de ascenso a Primera en un sprint reñido con el Eibar, que fue cuarto con sólo tres puntos menos. Y qué decir del mítico partido de Mendizorrotza de 2008, en que el Alavés remontó para salvarse y dejar sin ascenso a la Real Sociedad.

El Eibar, clásico de Segunda por excelencia

Si algún equipo vasco puede presumir de ser un clásico en la Segunda División, aunque hoy no milite en ella, ése es el Eibar. Se trata de una categoría marcada por la variabilidad dado que cada año se renuevan siete equipos (tres por descensos desde Primera y cuatro por ascensos desde Segunda B), y por eso resulta más noticiable aún que los eibartarras encadenaran nada menos que dieciocho temporadas consecutivas en la división de plata, desde la 1988-89 hasta la 2005-06. Un año más tarde, además, recuperarían la plaza, aunque volvieron a descender en el curso 2008-09. En resumen, el Eibar ha disputado en Segunda 20 de las 22 últimas campañas, en las que han pasado por Ipurua históricos como el Atlético de Madrid, Betis, Sevilla, Deportivo, Espanyol, Racing, Zaragoza y, lógicamente, Real Sociedad y Osasuna. También lo hizo el Real Madrid en Copa.

En la clasificación histórica de todas las ediciones de Segunda División, no obstante, el Eibar todavía está en el puesto 24, dado que antes de esta era sólo había jugado cinco temporadas en este nivel. Ha sumado en ellas 1.073 puntos, con 289 victorias, 164 empates y 331 derrotas, 970 goles a favor y 1.073 en contra. Le superan en este ránking Osasuna y Alavés, ya que han disputado en Segunda 34 campañas cada uno. Como curiosidad, el equipo más habitual en esta categoría es el Murcia, con diferencia amplia dado que ha competido ahí 51 temporadas.

Cuatro ascensos sonados

En estas últimas cuatro décadas se han producido cuatro ascensos sonados de equipos vascos. El de la Real Sociedad no hace falta recordarlo porque queda muy reciente (y el anterior, el de Puertollano en 1967, se produjo antes de que la Segunda quedara huérfana de clubes vascos). Dos de ellos estuvieron protagonizados por Osasuna y otro por el Alavés. En este caso, en realidad fueron dos, pero el segundo apenas ha pasado a la historia por lo efímero del logro (descendió un año después): eran los tiempos de Dimitry Piterman, que marcarían el inicio del declive actual del Glorioso.

Bastante más recordado es el primero de ellos, consumado con un 3-0 al Rayo Vallecano en una temporada 1997-98 realmente excepcional. De hecho, aquel Alavés de Txutxi Aranguren batió el récord de puntuación en Segunda con 82 puntos, una marca que se mantendría vigente nueve años más, hasta que la superó el Valladolid de Mendilibar con 88. El 3-0 al Rayo Vallecano llevó la firma de sus dos grandes goleadores durante la temporada: Serrano hizo dos tantos y Sívori logró el tercero. La alegría se desbordó en Gasteiz por un doble motivo: hacía 42 años que el Glorioso no llegaba a Primera, y el club llevaba sólo tres temporadas en Segunda, después de una travesía inacabable por los yermos de la Segunda B y la Tercera.

En el caso de Osasuna, tanto el ascenso del 1 de junio de 1980 como el del 4 de junio de 2000 fueron auténticos preludios sanfermineros. Las celebraciones no eran para menos dado que se ponía fin a dos largas rachas sin jugar en Primera (diecisete y seis años, respectivamente). En ambos casos, además, el ascenso resultó inesperado, ya que Osasuna renqueó hasta la recta final. En 1980, los dirigidos por Pepe Alzate habían logrado resultados espectaculares en El Sadar (como un 6-0 al recién descendido Recreativo), pero eran inofensivos fuera. Sin que casi nadie lo esperara, los rojillos iniciaron un sprint demoledor con un 0-2 en Mendizorrotza, seguido con un 3-1 al Castellón -rival directo- y culminado con el 0-1 al líder Murcia, que ya estaba ascendido. En 2000, otro tanto. Miguel Ángel Lotina estuvo al borde de la destitución mediada la temporada, pero la llegada de Iván Rosado y el liderazgo adquirido por los Krutxaga, Palacios u Orbaiz se tradujo en una segunda vuelta excelente concluida con un 5-0 al Tenerife, un empate in extremis en Gijón ante 8.000 seguidores y un 2-1 al Recreativo, con tantos de Orbaiz y el polaco Trzeciak e invasión de campo final.