Final del Manomanista
Arhane disfrutará muchas más
Martínez de Irujo se caló la cuarta txapela, con la que iguala a Atano III y Rubén Beloki, tras superar con contundencia a Xala.
MARTINEZ DE IRUJO 22
XALA 13
Jon ORMAZABAL
Acurrucada en brazos de su madre, en su primer mes de vida, Arhane Martínez de Irujo estuvo presente en el Ogeta gasteiztarra el día en el que el mítico Miguel Gallastegi le caló la txapela a su aita, un triunfo con el que el delantero de Ibero superó en el palmarés a su botillero Patxi Eugi y con el que dio caza a otros dos mitos manomanistas como Atano III y Rubén Beloki. Salvo catástrofe, los recuerdos de las txapelas de su progenitor serán bastante más que las fotos que desde hoy adornarán el álbum de la recién nacida, ya que, hoy por hoy, el techo deportivo de Juan Martínez de Irujo se ve muy alto y seguro que podrá difrutar de alguna txapela más.
Porque, por si había algún tipo de dudas, el delantero de Ibero ha vuelto a demostrar que está llamado a marcar una época y ayer se confirmó como el prototipo del Manomanista del siglo XXI. Su irrupción en 2004, precisamente en una final en la que se impuso al mismo rival que ayer, Xala, supuso una revolución a la hora de disputar esta modalidad y, cinco finales y cuatro txapelas después, el navarro es el gran dominador de la especialidad.
Y es que, defendiendo como ayer -el tanto que supuso el final del partido puede ser uno de sus máximos exponentes-, con ese golpe de derecha, esos recursos de aire, la serenidad que mostró ayer pese al 0-4 y la falta de saque que cometió y el hambre de txapelas que mostró, habrá quien le sorprenda en alguna oportunidad aislada, pero seguro que alguna que otra txapela viajará a Ibero.
Xala, de más a menos
El mejor Xala en mucho tiempo le exigió ayer bastante más de lo que puede reflejar el marcador final, pero el delantero navarro lo superó con cierta solvencia, en el escenario más exigente. Con las ideas claras y el saque como aliado, el pelotari de Lekuine comenzó mandando, igualando unos momios adversos iniciales que parecían exagerados, pero que terminaron teniendo razón.
Superado el susto inicial, Martínez de Irujo impuso ese ritmo que muy pocos pueden superar y se fue comiendo a un Xala al que, en las veces que pudo dominar, la cancha se le hizo pequeña ante la defensa de su rival. Un parcial de 12-2 desniveló la balanza a favor del pelotari de Ibero, cuyo único pequeño lunar pudo ser el resto.
Desde su irrupción en 2004, Martínez de Irujo ha conseguido cuatro txapelas y ha disputado cinco finales, con lo que ya ocupa el cuarto lugar en el escalafón de la especialidad.
Ante el mejor Xala en tiempos, el de Ibero se mostró muy sólido, con un gran golpe, recursos de aire y una gran defensa con la que desesperó al de Lekuine.
Juan Martínez de Irujo entraba en la zona de prensa sonriente. Más de lo habitual. Con su txapela en la mano tomó asiento frente a los micrófonos y su rostro ya delataba una incontenida alegría. Sin embargo, las primeras palabras que salieron de su boca no se correspondían con su amplia sonrisa; «No he disfrutado nada», dijo. «Muchas veces he estado fuera del partido. Le daba por darle, sin meter cadera ni nada. Sólo que Xala ha jugado peor y ha cometido más regalos. He cogido algo de ventaja ahí y me he ido al cartón 22», resumió el partido.
Pero la pregunta más inquietante no tardó en llegar: ¿Y por qué tanta felicidad? Irujo no vaciló: «Es la más importate de mis txapelas. Se lo quería dedicar a mi hija, que nació hace un mes, y sobre todo a Gema, porque en fechas como éstas estoy insoportable y ella es la que me aguanta», comentaba mientras arqueaba las cejas.
Pero eso no era todo. Había un aspecto relevante que le otorgaba a esta txapela un sabor más especial que las anteriores. Irujo ha comenzado a valorar más sus logros: «Cada vez te cuesta más llegar a una final y ganarla. Llegar fresco y jugar bien. Son muchas cosas que tienen que ir bien», declaraba.
En el aspecto meramente deportivo, destacó que «a pesar de haber empezado incómodo, luego he conseguido darle altura a la pelota y cruzarle muchas a la pared». Y una vez habiendo cogido la ventaja, en palabras del de Ibero, se ha relajado un poco: «Él ha defendido bien, y cuando me he visto con el margen he bajado un poco», se excusaba.
La celebración, por su parte, será en el mismo lugar en el que se festejan los logros del delantero navarro. «Iremos a Larruna -una sidrería situada en el barrio Errotxapea de Iruñea- y seguro que nos juntaremos unas 80 ó 90 personas», comentó.
Xala era la otra cara de la moneda. Cariacontecido y muy parco en palabras, no quiso poner paños calientes a su derrota. «Al principio me he encontrado bien, pero él poco a poco se ha metido», se lamentaba en un primer momento. «Cuando me ha comenzado a cruzar he perdido mi modo de juego y eso me ha hecho muchísimo daño. Después he dejado algunos saques, y ahí se ha acabado todo», explicaba.
Sin embargo, ¿cuál fue el motivo por el que Xala no pudo plantar cara a Irujo en prácticamente todo el partido? «Yo tenía que quitarle más pelota y no he podido. Él le ha dado a medio frontis, y me ha desgastado mucho. Además, cuando tienes enfrente a Irujo, todo cambia, y hasta que no haces tanto, con Juan no se sabe», comentaba el de Lekuine.
Aunque el escozor de la derrota haya invadido su cuerpo, no hay mal que por bien no venga y Xala quiso sacar varias lecciones que, seguro, le ayudarán en la preparación de futuras citas. «Todos los días se aprende, y hoy he visto que tengo que trabajar más», decía. K. AKORDARREMENTERIA