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Análisis | Movilizaciones contra la crisis

Resurge la estrategia de la tensión en Alemania y en Grecia

Miles de personas se manifestaron recientemente en Alemania contra los recortes propuestos por el Gobierno. En las marchas se produjeron distintos tipos de «incidentes» que, ante las acciones violentas ocurridas en Grecia, plantean la pregunta: ¿Está volviendo la estrategia del tensionamiento?

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Ingo NIEBEL Periodista

El autor, empleando como punto de partida las movilizaciones contra los recortes en Grecia y Alemania, analiza cómo los gobiernos emplean la táctica de aprovechar los disturbios como cortina de humo para ocultar el verdadero debate que debería hacer la sociedad.

Las dos manifestaciones que se celebraron el pasado sábado en Alemania tenían el objetivo de mostrar el rechazo general a las ayudas multimillonarias que la canciller Angela Merkel está prestando a la banca y la industria mientras va a recortar los fondos destinados a los más necesitados y las familias jóvenes.

Sin embargo, lo que ha quedado para el recuerdo no es que en Stuttgart y Berlín se manifestaran unas 45.000 personas, diciendo «nosotros no vamos a pagar por vuestra crisis», sino los «incidentes» que se convirtieron en noticia.

En Berlín intervino la Policía de manera provocadora en la manifestación convocada por una amplía alianza de grupos al margen de los sindicatos industriales (en Alemania existe sólo la representación obrera por sector industrial, no por ideología política). De repente, explotó un potente petardo que, según la versión oficial, hirió «de gravedad» a dos agentes antidisturbios y dejó a otros trece con heridas leves. En los vídeos de los sucesos se ve cómo la Policía se retira, en vez de acordonar este lugar de un crimen contra la autoridad. Poco después, detuvieron a tres personas que horas más tarde quedaron en libertad por falta de pruebas.

En Stuttgart también hubo incidentes cuando la Federación Alemana de Sindicatos (DGB) permitió que tanto un socialdemócrata como un verde se dirigieran a los manifestantes aunque sendos partidos no habían convocado la protesta. La Policía se presentó, momentos antes de la intervención de ambos representantes, al lado del escenario donde recibió instrucciones de un guardia de la DGB. Los manifestantes respondieron gritando al militante del SPD y a la de los Verdes: «Vosotros sois los responsables del Hartz IV (sinónomo para los recortes sociales) y el partido verde también lo es».

Después, se lanzaron todo tipo de objetos contra los dos políticos que fueron protegidos con paraguas y la intervención de los antidisturbios. Al final, la DGB censuró incluso a dos raperos que después del incidente habían saludado al público diciendo: «Pues sabemos todos quiénes nos han traicionado».

Lo ocurrido en Alemania hace recordar la denominada «estrategia de la tensión» diseñada por el Pentágono y la CIA junto con los demás estados miembros de la OTAN. La Alianza Atlántica disponía de varios comités clandestinos, todos ellos fuera de cualquier control parlamentario, para la guerra de guerrillas en el caso de que la Unión Soviética ocupara parte del territorio de la OTAN.

En los años 90 quedó descubierta esta organización clandestina cuyo nombre era Gladio. Mientras que en Italia hubo una investigación bastante amplia al respecto, en Alemania, el caso pasó desapercibido. Aquel ejército secreto se nutrió de soldados profesionales y de civiles, muchas veces procedentes de grupos de extrema derecha. En Italia infiltraban a las Brigadas Rojas que en 1978 secuestraron y asesinaron al presidente de Democrazia Cristiana, Aldo Moro, cuando éste abogaba por una cooperación con el PC italiano para solucionar la crisis económica.

Así, la OTAN mantuvo el orden capitalista en su casa. Para ello recurrió también a lo que los servicios secretos llaman «navegar bajo bandera falsa».

Este fenómeno resurgió el pasado 5 de mayo en Grecia. Durante otra amplia huelga del Frente Combativo de Todos los Obreros (PAME) contra el plan de austeridad hubo varias acciones violentas que causaron tres muertos. La secretaria general del Partido Comunista de Grecia (KKE), Aleka Papariga, denunció otro hecho más: «Cuando la marcha de PAME llegó al Parlamento había esperando ahí un grupo de miembros de Xrisi Avgi [de carácter ultraderechista, IN], los denominados `conocidos desconocidos', que en 1994 prendieron fuego a la Escuela Politécnica, y que decían: `hay que reducir a ceniza el Parlamento'». «Nosotros los desarmamos y les quitamos las banderas de PAME y los denunciamos», añadió.

Papariga denunció que «los medios griegos e internacionales transmitieron las acciones provocadoras y los incidentes previamente preparados intentando ocultar la participación masiva en las manifestaciones de PAME y el contenido de los eslóganes».

He aquí el denominador común entre Alemania, Grecia y cualquier otro país con una movilización similar contra estaprofunda crisis del capitalismo: los estados permiten que los sindicatos que ellos controlan hagan sus manifestaciones porque ayudan a mantener el actual estatus, pero intervienen contra todos aquellos que se organizan fuera de las organizaciones títeres que ellos controlan, reclamando un verdadero cambio político y social.

En Grecia, el KKE se muestra preparado para contestar a esta confrontación: «No piensen en ella. Será como un bumerán», alerta Papariga y, en alusión a la Revolución soviética, añade, que «después de 92 años sabemos muy bien contra quién estamos luchando».

Después de ser considerada la cuna de la democracia europea, Grecia podría convertirse en la academia de la resistencia al capitalismo y a su guerra sucia.

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