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Munilla impulsa un acto propio del nacional-catolicismo para setiembre

El obispo José Ignacio Munilla, arropado ya por su equipo, prepara para setiembre la llegada a Donostia de la Cruz Peregrina, símbolo de la Jornada Mundial de la Juventud de Madrid 2011, con la que pretende «recuperar espacios públicos al mejor estilo nacional-católico de antaño», según ha podido conocer GARA de círculos de la Iglesia guipuzcoana. «El objetivo de esta iniciativa de recuperación de la calle es poder intervenir más en la vida pública», aclaran.
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Agustín GOIKOETXEA | DONOSTIA

El prelado de Donostia, José Ignacio Munilla, ha comenzado a trazar las líneas de su episcopado, una vez que ha configurado su equipo de colaboradores directos, en el que destacan el vicario general, el azpeitiarra Joseba González, y el secretario general, el astesuarra Tomás Iraola, junto con su secretaria personal, la durangarra Miren Eguzkiñe Atutxa. A ellos, considerados por integrantes de la comunidad diocesana como el «núcleo duro», se suma el ormaiztegiarra Juan Kruz Mendizabal Irizar, delegado de Pastoral, a quien se le sitúa dentro del pensamiento teológico mayoritario en Gipuzkoa, no el del obispo neoconservador.

González, el que a juicio de muchos integrantes de la comunidad diocesana está llamado a ser el «arquitecto» del episcopado de Munilla, en tan sólo dos meses desde su nombramiento oficial ha adquirido gran protagonismo en el gobierno de la diócesis. Siempre desde el anonimato, por miedo a las represalias tan en boga en el seno de la Iglesia católica, se desvela que el vicario general, de 41 años, acompañó al obispo en «tres de los encuentros-interrogatorios» que le sometieron el teólogo progresista Joxe Arregi.

Joseba González, hasta ahora profesor de Sagrada Escritura de la Facultad de Teología de Gasteiz y en el Instituto de Ciencias Religiosas de Donostia, es también pieza clave en la llegada de la Cruz Peregrina, del 24 al 29 de setiembre, a la capital guipuzcoana. Esta Cruz de 3,8 metros de altura, junto con el icono de la Virgen, actúa como «antorcha olímpica» anunciando la proximidad de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) de Madrid, en agosto de 2011. Precisamente, el prelado donostiarra es co-responsable de Pastoral Juvenil de la Conferencia Episcopal Española (CEE) y coordinador de la cita, a la que está previsto que acuda Benedicto XVI.

«Munilla -subrayan- tiene un gran empeño personal en que este montaje de corte nacional-católico español ocupe las calles de Donostia, con desembarco en la playa de La Concha incluido». Desde la curia confiesan que el prelado ya les adelantó en su ronda por los arcipreztagos, en enero, su intención de promover una movilización religiosa de masas, «más aún que la marcha anual de Arantzazu».

Manifestación católica

«El obispo persigue que Donostia acoja una manifestación pública y masiva de la religión católica, recuperando espacios públicos al mejor estilo nacional-católico de antaño», inciden. «La Iglesia vasca -aclaran desde la comunidad diocesana- no ha ahondado en movilizaciones ni en procesiones del Corpus, ni en las de Semana Santa, por poner algunos ejemplos. Nuestra forma de actuar se ha orientado por una línea más implicativa de la fe en los compromisos sociales, culturales, políticos, sindicales y populares, con un talante de `compañeros de camino' con otras iniciativas plurales y sin liderar de forma exclusiva».

La dinámica pastoral imperante durante décadas en Hego Euskal Herria, especialmente en Bizkaia y Gipuzkoa, ha sido la de implicarse en el movimiento de ikastolas, en las cooperativas, en la promoción de la bertsolaritza y de la cultura vasca, valiéndose por ejemplo de las emisoras de radio bajo su control. «Hemos procurado la emancipación de esos movimientos y no su dependencia, evitando con ello además un mimetismo con el nacional-catolicismo que supuso la herida abierta del Alzamiento Nacional de 1936».

«Ahora, Rouco Varela y su discípulo Munilla pretenden volver a las cruzadas de tiempos pretéritos, a una Iglesia que mantenga sus espacios de poder para intervenir más en la vida pública en general, importando a Gipuzkoa movilizaciones del estilo de las manifestaciones pro-vida y contra el aborto, por la familia tradicional, la defensa de las clases de religión en las escuelas, o por el crucifijo que se desarrollan periódicamente en ciudades españolas», advierten, recordando que tras estos movimientos se encuentran los sectores más ultras de la derecha española, que los capitalizan en su provecho político.

En el marco de una iniciativa coordinada por el vicario general, el azpeitiarra Joseba González, se va perfilando para el mes de setiembre en la diócesis «una gran fiesta de bienvenida a la Cruz», acompañada por actividades en las parroquias, con especial atención a los grupos juveniles de la órbita católica. Como soporte, el Obispado ha abierto un blog en Internet y no falta tampoco una página en la red social Facebook y un perfil en Twitter.

Movimiento en alza

Desde la comunidad diocesana insisten en que el recibimiento a la Cruz Peregrina no es la única manifestación visible del cambio de rumbo de la Iglesia guipuzcoana. «Están renaciendo, por impulso del obispo y su equipo, expresiones de esa iglesia del nacional-catolicismo, que tanto daño ha hecho y cuyas heridas están sin cerrar», apuntan, aclarando que se promueve la adoración nocturna del Santísimo (Sagrario) «con los buenos del pueblo», la vuelta al Sagrado Corazón, las prácticas de piedad, las cofradías, las juventudes obreras, las hijas de María,...

Entre las prioridades, alertan desde la comunidad diocesana, no está el Consejo Pastoral, donde confluyen cerca de 400 laicos que trabajan en multitud de movimientos vinculados a la Iglesia guipuzcoana. «Su prioridad no es el Consejo, ya que la mayoría de sus componentes no aceptan sus criterios pastorales conservadores», comentan, apostillando que el prelado, que sigue siendo el administrador apostólico de Palencia, tiene entre sus prioridades la elaboración de un programa «que quiere confeccionar con una aportación restringida y secreta de los arciprestes».

Siguiendo el proceso que José Ignacio Munilla impulsó para supuestamente designar al vicario general y a su responsable de Pastoral, ha propuesto a los 14 arciprestes que conforman la diócesis que efectúen aportaciones «restringidas y secretas». Desde la curia crítica con el prelado explican que «les pide aportaciones pero el único que las conoce, ya que no hay puesta en común, es él. Así logra hacer lo que quiere».

La constancia de la coexistencia de dos sensibilidades es cada vez más visible, no hay que olvidar los precedentes del documento rubricado por cerca del 80% de los párrocos que rechazaban el nombramiento del prelado o los 252 sacerdotes que se solidarizaron con el teólogo José Antonio Pagola por la censura de su obra ««Jesús, aproximación histórica''. Mientras el obispo y su equipo van trazando las líneas maestras de su episcopado, presbiteros y laicos mantienen una actitud expectante, no exenta de situaciones en las que se visualiza que la mayoría del clero y de los fieles no comulgan con el pastor designado por Benedicto XVI.

Sin duda, la denuncia del teólogo franciscano Joxe Arregi, a través de una carta pública remitida a diversos medios de comunicación, entre ellos GARA, en la que desveló la semana pasada las presiones que está ejerciendo José Ignacio Munilla ante el provincial de Arantzazu, no ya para silenciarle más tiempo sino para que lo destierre porque es «agua sucia, que contamina a todos, a los de fuera de la Iglesia igual que a los de dentro», ha convulsionado a los católicos guipuzcoanos.

También a la curia, según confiesan algunos de sus miembros. «El caso Arregi se ha convertido, y puede que aún vaya a más, en un revulsivo para que la mayoría de la Iglesia de Gipuzkoa muestre ante el obispo e instancias superiores que por este camino no vamos a ningún sitio», señalan. Los sacerdotes aguardan cómo se resuelve el asunto de la censura al fraile franciscano, mientras los arciprestes no ocultan su malestar por su marginación en la iniciativa de la Cruz Peregrina.

La cruz peregrina

La Cruz Peregrina, junto al icono de la Virgen, son el santo y seña de la Jornada Mundial de la Juventud de agosto de 2011 en Madrid. El símbolo se instauró en la Pascua de 1984 bajo el papado de Juan Pablo II, que lo paseó, por ejemplo, por Europa del Este tras la caída del muro de Berlín.

Memoria histórica

«En la memoria histórica, tras la guerra civil española o guerra santa contra rojos y separatistas, es una iglesia que, por miedo al servicio de las personas del hoy y aquí, prefieren irse a posiciones preconciliares y de poder o seguridad».

Medios

El prelado está «obsesionado» con que no salgan a relucir las discrepancias que hay en el seno de la diócesis sobre la línea pastoral en los medios de comunicación. Uno tras otro, en sus encuentros con la curia insiste en que se evite dar publicidad a éstas.

Pagola-Arregi

El revuelo que se ha organizado al conocerse las presiones para que se destierre al teólogo Joxe Arregi, ha servido asimismo para que muchos en la Iglesia de Gipuzkoa se pregunten por el futuro que le aguarda a otro teólogo, José Antonio Pagola, también en la picota.

«Grandes presiones» del episcopado y de los Franciscanos para que se actúe contra Arregi

Los superiores del teólogo Joxe Arregi en Arantzazu están sufriendo, según se desvela desde círculos diocesanos, «grandes presiones por parte del episcopado y del gobierno general de la Orden Franciscana» para que tomen medidas contra el fraile. Desde esas fuentes se advierte de que la decisión será «inminente».

Tras el caso de censura al teólogo progresista y el intento del obispo José Ignacio Munilla de lograr su destierro, aclaran, se encuentra el debate de «la necesidad de una transformación radical de la institución católica, hacia una democratización por un lado, y hacia un auténtico pluralismo teológico por otro».

Mientras, Arregi mantiene un silencio prudente; ya avanzó en su carta abierta de que los responsables de las medidas que se puedan tomar contra él serán «el obispo y sus curias superiores». Poco antes de esta afirmación, el fraile confesó que le constaba «que el gobierno de mi provincia franciscana se opone en conciencia a ejecutar las órdenes del obispo, pero doy por seguro que tarde o temprano se verán forzados a hacerlo, pues los tentáculos de la jerarquía eclesiástica son extensos y poderosos. Pero quiere dejarlo claro -subrayó-: el gobierno de mi provincia franciscana no tendrá ninguna responsabilidad en las medidas que se vayan a tomar».

La presión del equipo de Munilla es enorme, incide un presbítero, hasta el punto de que el Obispado ha enviado a muchos componentes de la comunidad diocesana la nota hecha pública por el Consejo de la Provincia Franciscana de Arantzazu, con la firma del vicario general, Joseba González. Lo curioso del caso es que el Obispado negó las acusaciones de Arregi, resaltando que contenían «graves falsedades, además de numerosas deformaciones de la realidad», y el Consejo de Arantzazu lo que lamenta en su comunicado es que se haya publicado una información privada, de la que, según ha podido conocer este diario, en un primer momento tenían conocimiento el teólogo crítico, el obispo y su vicario general, amén del provincial franciscano, Juan Telesforo Zuriarrain, y el vicario de Arantzazu, el oñatiarra José María Arregi. Para muchos de los receptores, la nota emitida por Joseba González es «pura manipulación». A.G.

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