ATHLETIC 2 

REAL MADRID  0

18 después, el Athletic se proclamó campeón de la Copa Juvenil. Bingen Arostegi toma así el relevo de José Mari Amorrortu en la reivindicación de Lezama, al conquistar el trofeo en su segunda intentona consecutiva.

Esa espinita, tras la final perdida hace un año con el Sevilla, mejora el sabor del triunfo. Como también lo hace el hecho de haber derrotado al todopoderoso Real Madrid. Y más aún porque se hizo con justicia. Los rojiblancos firmaron un partido casi impecable, que se saldó de la manera más justa.

Y eso que el equipo de Alberto Toril asustó de inicio. Correspondiendo a su condición de favorito, el Real Madrid se hizo con el dominio territorial y no dudó en marcar el ritmo del partido. En cinco minutos ya había propinado el primer susto a los bilbainos.

Pero pronto se demostró que el miedo era infundado. Porque el Athletic se mostró casi impenetrable en defensa. Serios y contundentes, los chavales de Bingen Arostegi apenas permitieron que su rival se acercara con peligro -excepción hecha de las entradas de Lucas por banda- al área. Y para redondear la faena, los jugadores más ofensivos estuvieron atentos para convertir en ocasiones muchos de los balones que atravesaron el centro del campo.

El premio fue inmediato, porque al cuarto de hora Álvaro Peña aprovechaba un disparo al área para controlar en el punto de penalti y anotar el 1-0. Los rojiblancos no sólo frenaron el intento de reacción madridista, sino que buscaron la puntilla a la contra. Pudo llegar a la media hora, pero el árbitro anuló el tanto por discutible falta al portero. Por fortuna, no hubo que lamentarlo. A diez minutos del descanso, Aitor Villar, que por momentos se convirtió en una pesadilla para la zaga rival, culminó un rápido contragolpe elevando el balón ante la salida de Pachecho. Y estuvo a punto de redondearlo tres minutos después, con una jugada personal que le llevó a deshacerse de dos defensas antes de encontrarse con el meta merengue.

En una recta final intensa, el primer tiempo acabó con un penalti a Guillermo que el árbitro no vio y la buena respuesta de Magunazelaia al peligroso remate de Alex.

El Real Madrid buscó la remontada, no le quedaba otra, tras el descanso. Pero los cachorros no cedieron un ápice, con lo que apenas hubo ocasiones de verdadero peligro en el área bilbaina. Con el paso de los minutos empezaron a flaquear las fuerzas y afloraron los nervios, pero también estaba en las mismas el Real Madrid, que sólo con un doble remate de Sarabia y Óscar Plano, y un trallazo de Kamal al larguero, amenazó con recortar distancias. Opciones que tuvieron respuesta en dos contragolpes claros que los rojiblancos, ya con el partido roto, tampoco pudieron culminar.

Por suerte, no importó. La ventaja era suficiente y esta vez el descuento, inexplicablemente largo, sólo sirvió para prolongar la agonía madridista. La Copa era rojiblanca.