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Otunbayeva da por aprobada la nueva Constitución de Kirguistán

Aunque la comisión electoral destacó que aún se necesitará tiempo para conocer el resultado del referéndum constitucional que se celebró ayer en Kirguistán, la presidenta provisional, Rosa Otunbayeva, se apresuró a dar por aprobada la nueva norma, que prevé una disminución de las prerrogativas presidenciales en beneficio del Parlamento para evitar la concentración de poder en una sola persona. Además, se espera superar los enfrentamientos interétnicos.

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Benoît FINCK (AFP) |

Kirguistán validó ayer una nueva Constitución que deberá ayudar a superar la inestabilidad política y pasar página sobre los enfrentamientos de los últimos meses, anunció la presidenta provisional, Rosa Otunbayeva, poco después del referéndum de ayer.

«Hoy [ayer] es un día muy importante, histórico para el país. La nueva Constitución ha sido adoptada a pesar de los ataques salvajes de quienes estaban en contra», se felicitó Otunbayeva unas dos horas después del cierre de las oficinas electorales en este pequeño país de Asia central, pobre e inestable.

La presidente no precisó qué porcentaje del electorado había votado a favor.

Según la comisión electoral, el «sí» logró el 89,6% de los votos en las 44,37% de las oficinas electorales que habían contado las papeletas a las 20.15 [hora de Euskal Herria]. En cualquier caso, la comisión electoral destacó que habrá que esperar para conocer el resultado definitivo.

El 65,1% de los electores participó en la votación, indicó la presidenta provisional, que votó en Osh (sur). No se registró ningún incidente durante la votación de ayer.

La nueva Constitución debilita considerablemente al presidente en beneficio del Parlamento, con el objetivo de evitar la concentración del poder en manos de una sola persona.

Unos 2,5 millones de electores estaban llamados a las urnas. Las autoridades provisionales confían en estas reformas para estabilizar el país, que ha conocido varias olas de violencia en los últimos meses.

«El pueblo ha puesto punto final a la época de la gestión autoritaria y familiar», dijo Otunbayeva en alusión a las precedentes presidencias de Askar Akayev y Kurmanbek Bakiyev, ambos derrocados durante levantamientos populares. Bakiyev huyó de Kirguistán en abril y la oposición se hizo con el poder, formando un Gobierno provisional.

Muchos observadores locales e internacionales habían alertado del riesgo de celebrar el referéndum mientras la situación sigue siendo precaria en el sur del país tras los enfrentamientos interétnicos de mediados de junio, que provocaron varios cientos de muertos según un balance provisional.

Los enfrentamientos hicieron que unas 400.000 personas huyeran de sus domicilios. Muchos de ellos ya han regresado, pero tienen que hacer frente a una situación difícil.

Históricamente, las relaciones entre la minoría uzbeka (del 15% al 20% de la población de Kirguistán) y los kirguises son tensas en el sur del país, especialmente debido a desigualdades económicas entre comunidades.

«Ahora vamos a formar un Gobierno legítimo, que no será `provisional', que seguirá en su puesto hasta las elecciones legislativas previstas en otoño», subrayó Otunbayeva. La fecha de estos comicios será anunciada «pronto», según añadió. Otunbayeva seguirá en su puesto hasta las elecciones presidenciales de octubre de 2011.

Los uzbekos votan con una mezcla de optimismo y rencor

Al final de un camino pedregoso se ven las casas destruidas y quemadas en Osh, en el sur de Kirguistán, donde sus habitantes, que lo han perdido todo en los recientes enfrentamientos interétnicos vinieron ayer a votar en el referéndum con esperanza, pero también con cólera.

En el patio de la escuela Tolstoi, la mayoría de los edificios están destruidos y los muros ennegrecidos por el humo. Frente a ellos, el taller que se ha salvado de los daños hace de oficina electoral. Sentados en un banco a la sombra, con una temperatura de 32 grados, los niños miran a los adultos que acaban de votar en el referéndum sobre la nueva Constitución.

Más que la instauración de una democracia parlamentaria o la confirmación de Rosa Otunbayeva como presidenta provisional hasta las elecciones presidenciales de octubre de 2011 -dos elementos esenciales de la votación-, los electores de este barrio uzbeko se interesan sobre todo por la estabilidad y la paz.

Porque después de huir de los enfrentamientos de mediados de junio entre la mayoría kirguís y la minoría uzbeka, muchos electores inscritos en este barrio con decenas de casas incendiadas sólo esperan una cosa: que eso no se repita nunca.

«Yo he votado `sí' para que no haya más guerra, para que todos seamos iguales en la nueva Constitución», destaca Israilova Majbuba, madre de tres niños. «Nuestra casa se quemó, no tenemos nada, no hay ayudas y no podemos irnos de la ciudad», añade enfadada. «Vivimos en la calle, no tenemos dinero y los niños tienen hambre». B.F. (AFP)

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