Huelga general
Los partidos implicados en la huelga apuestan por mantener la movilización
Hasta cinco partidos vascos estuvieron representados ayer en las movilizaciones. Todos ellos -izquierda abertzale, EA, Aralar, Alternatiba y EB- lo ven como punto de partida. PSOE y PNV callan, y el PP ataca a los sindicatos.
GARA | IRUÑEA
La huelga general marcó una clara raya divisoria entre los partidos políticos vascos. PSOE, PP, UPN y PNV la rechazaron o se desentendieron mientras la izquierda abertzale, EA, Aralar, EB y Alternatiba se echaron a la calle. Todos éstos hablan, en declaraciones hechas ayer o antes incluso de la jornada de huelga, de la necesidad de mantener el pulso con el Gobierno Zapatero.
La izquierda abertzale ya explicó el pasado jueves que consdera estas medidas como un reflejo de la «imposición» del Go- bierno español y como la constatación del «carácter subordinado y sucursalista de unas instituciones convertidas en recep- cionistas administrativos de las decisiones políticas del Estado». «No podemos estar pagando sus desmanes», añadió ante este 29 de junio que ha situado no como un punto final, sino como un paso hacia «el horizonte de un Estado vasco que permita a los trabajadores vascos la construcción de un nuevo modelo económico y social».
Aralar también entiende que «son necesarios cambios profundos, hay que cambiar de raíz este modelo», según explicó su vicecoordinador, Jon Abril.
Una amplia representación de cargos públicos e internos de EA acudió a las manifestaciones: Mariano Alava estuvo en Gasteiz, Santi Merino y Maider Carrere en Donostia, Jon Aritz Bengoetxea y Helena Gartzia en Bilbo... Esta formación remarcó que «la respuesta que las instituciones están dando a los problemas generados por la crisis económica no sólo no soluciona la situación, sino que la agrava al hacer recaer sus consecuencias sobre los sectores más afectados».
Alternatiba aboga desde su web por ir «hacia la huelga general, indefinida y revolucionaria», en palabras de Luis Mª Salgado: «Quie nadie se asuste, , no nos hemos vuelto locos ni vivimos en un sueño -matiza-. Este título simplemente refleja una necesidad palpable, tal y como mantenemos en todos los documentos de Alternatiba, de confrontar un nuevo modelo económico y social al capitalismo reinante». «Esta huelga no es un fin en sí mismo, debe ser el pistoletazo de salida», añade.
Ezker Batua se sumó a las movilizaciones de CCOO, donde Mikel Arana, su coordinador general, recalcó que «tenemos que decirle alto y claro a Zapatero que no vamos a permitir que con la excusa de la crisis económica, que en ningún caso hemos generado nosotros, nos robe los avances sociales que durante tantos años de lucha hemos conseguido».
Arana también habló en clave de mantener la movilización, ya que subrayó que EB no va a tolerar «ni el recorte de la negociación colectiva, ni el despido exprés, ni muchísimo menos el retraso en la edad de jubilación, que estamos convencidos de que está por llegar».
Rifirrafes en Iruñea
La unidad de acción en torno a esta huelga entre varias formaciones políticas se manifestó por ejemplo en Iruñea, donde en la manifestación se vio a Txelui Moreno o Xanti Kiroga, reprentantes de la izquierda abertzale, Maiorga Ramírez y Eva Aranguren, dirigentes de EA, y Txentxo Jiménez, coordinador de Aralar en Nafarroa.
No obstante, poco antes se produjo un incidente verbal entre miembros de un piquete y el propio Jiménez, al pasar ante la sede de Aralar y advertir que estaba abierta. Algunas personas del piquete recriminaron esta actitud a los que allí se encontraban, que posteriormente explicaron en una nota que estaban en la sede «precisamente para atender a las incidencias del día de huelga, y por cuanto se habían citado en ese lugar para sumarse a la manifestación».
Aralar asegura que sus miembros fueron insultados y admite que «hicieron frente» a los componentes del piquete. El altercado no pasó a mayores, pero el partido que dirige Patxi Zabaleta decidió denunciarlo a través de una «queja pública».
El mismo grupo tuvo otro encontronazo con el también parlamentario de Nafarroa Bai (y miembro de Batzarre) Ioseba Eceolaza, al que recriminaron que estuviera tomando un café en un establecimiento que no había secundado la huelga. Se produjo también un cruce de palabras gruesas al que, según la agencia Efe, puso fin la Policía interponiéndose entre el parlamentario y el grupo.
El PP habla por Lakua
Por lo que respecta al resto de partidos, tanto el PSE como el PNV mantuvieron silencios durante todo el día que revelaban su interés de no dar excesivo eco a la jornada de protesta.
El partido de Patxi López había mantenido en los últimos días un discurso público basado en admitir que la huelga es un derecho pero en subrayar, a la vez, que no supone una solución en las actuales circunstancias económicas. En línea con ello, la portavoz del Gobierno de Lakua, Idoia Mendia, hizo una valoración muy escueta y centrada en contrarrestar los datos ofrecidos por los sindicatos.
A mediodía, Mendia situó en un 8% el seguimiento en la Administración, y lo elevó a cotas de entre el 19 % y el 25% en las empresas. Por lo tanto, aseguró que se trataba de una protesta «desigual» y añadió su impresión de que «no se puede calificar de huelga exitosa».
«La huelga no aporta soluciones para superar la crisis ni para generar empleo», recalcó Mendia, que lamentó además que «en algunos lugares la huelga se haya pretendido imponer con coacciones y con sabotajes».
Mientras el PSE optaba por intentar reducir el perfil de la jornada, su socio del PP sí hizo un discurso más duro contra los impulsores de la protesta. De ello se encargó, en sucesivas declaraciones, el parlamentario en Gasteiz Iñaki Oyarzábal.
Acusó a los sindicatos abertzales y a CCOO de «pretender parar este país y provocar más daños a las empresas», pero al mismo tiempo les acusó, paradójicamente, de que durante los últimos años «no han protestado por las políticas de Zapatero, que son las que nos han traído hasta aquí. Hoy es muy tarde ya», aseguró Oyarzábal.
Antes de estas declaraciones, en una entrevista a la emisora Onda Vasca Iñaki Oyarzábal afirmó que los sindicatos nunca han querido apoyar medidas estructurales porque «están muy cómodos, viven de las subvenciones públicas y no les preocupa que cuatro millones de personas se hayan ido al paro, que haya jóvenes que no tengan una perspectiva de encontrar empleo y que muchísimos trabajadores no sepan cuál va a ser el futuro de sus empresas».
Junto a ello, el dirigente del PP también prefirió desviar la atención hacia los escasos incidentes. Censuró en concreto «las actividades de coacción que están sufriendo en muchas ciudadades y pueblos del País Vasco» a cargo de «quienes no dejan trabajar a aquellos que quieren defender su derecho al trabajo».
Aprovechó, además, para reivindicar las politicas del PP: «La gente sabe que seguramente nos equivocamos en algunas cosas, pero cuando nos ocupamos de la económía lo hacemos de manera mucho más eficaz».
UPN y PSN estrechan lazos
En Nafarroa, el Gobierno de UPN intentó dar impresión de normalidad total, y de hecho aprovechó el día para promocionar su acuerdo presupuestario con el PSN, que ha recortado múltiples partidas sociales.
Miguel Sanz, presidente del Gobierno, y Roberto Jiménez, secretario general del PSN, mantuvieron una reunión tras la que destacaron que su acuerdo está dando «buenos resultados». Ambos confirmaron además que tienen una reserva de gasto de cien millones de euros que piensan utilizar para incrementar los gastos de Salud -fármacos y personal, en concreto- y de Asuntos Sociales -dependencia y renta básica-, después de los recortes anteriores.
Entre los manifestantes de Iruñea había representantes de la izquierda abertzale, EA y Aralar, y en otras capitales vascas también de Alternatiba y de Ezker Batua.
Esta confluencia se vio empañada en Iruñea por un incidente verbal entre un piquete y el coordinador de Aralar, Txentxo Jiménez, iniciado al advertir que la sede de este partido estaba abierta.
El Gobierno de Lakua optó por contrarrestar los datos de los sindicatos, mientras que el de Iruñea prefirió obviar la jornada de huelga evitando hacer cualquier tipo de declaración pública.