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EEUU y Rusia canjean espías por primera vez desde la Guerra Fría

El aeropuerto de Viena fue escenario en la mañana de ayer de un canje de espías entre Rusia y EEUU sin precedentes desde el final de la Guerra Fría. Horas antes, el Kremlin indultaba a cuatro rusos, tres de ellos condenados en sentencia firme por espiar para Washington y Londres y un tribunal de Nueva York ordenaba la expulsión de diez personas detenidas a finales de junio y acusadas de trabajar para Rusia.

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En un final propio de la Guerra Fría, el intercambio de prisioneros tuvo lugar en una terminal del aeropuerto de Viena. Un aparato estadounidense, procedente del aeropuerto de Nueva York se posó en torno a las 9:30 GMT (dos horas más en Euskal Herria) al lado de un avión del Ministerio de Situaciones de Urgencia ruso que había llegado a primera hora de la mañana.

Los agentes secretos fueron transferidos de un avión a otro a bordo de una furgoneta negra con las lunas tintadas. Poco después, el avión ruso despegó y aterrizó en Moscú a las 13:40 GMT. El aparato estadounidense, de la compañía Vision Airlines, hizo lo propio y salió con destino a Nueva York.

No fue hasta entonces que el Departamento de Estado de EEUU rompió su silencio y confirmó que el intercambio de prisioneros había acabado. El Ministerio ruso de Exteriores había confirmado desde la mañana el intercambio.

En una puesta en escena milimétricamente calculada, el posicionamiento mismo de ambos aviones impedía a los fotógrafos y cámaras presentes visionar nada del pasaje.

EEUU había expulsado la noche anterior a diez sospechosos de trabajar para el servicio de inteligencia exterior ruso (SVR) a cambio de cuatro prisioneros rusos, tres de ellos condenados en firme en Moscú por espiar para Washington y de Londres.

Ante la juez en Nueva York

El jueves, los diez acusados fueron llevados al tribunal federal de Nueva York y se declararon culpables de los cargos que se les imputaban y aceptaron su expulsión. La juez Kimba Wood aseguró que «se han comprometido a no intentar volver a EEUU nunca más».

Los detenidos -junto con una onceava persona que huyó tras ser detenida en Chipre y quedar en libertad provisional a la espera de su extradición- no han sido acusados oficialmente de espionaje, sino de conspiración, concretamente de trabajar para un país extranjero sin haberse registrado oficialmente en EEUU, lo que conlleva una posible pena de cinco años de cárcel. Nueve de ellos estaban acusados además de lavado de dinero, lo que acarrea una condena de hasta 25 años de prisión.

Entre ellos se halla Anna Chapman, sobre quien la prensa occidental ha publicado fotos íntimas y presuntos detalles sobre su vida sexual.

Indultados por el Kremlin

Comparada con la espía Matahari, su madre, Irina Kuchthenko, puso en cuestión esas supuestas informaciones y asegu- ró que «pese a todo, será bienvenida en la familia».

Siguiendo en Moscú, el inquilino del Kremlin, Dmitri Medvedev, firmó el jueves un decreto de indulto a los cuatro rusos canjeados. Han sido identificados como Igor Sutiaguine, un experto ruso en armamento estratégico condenado a 15 años de cárcel por espiar para EEUU; Serguei Skripal, un coronel de la inteligencia militar condenado a 13 años por haber trabajado para los británicos y un ex responsable del SVR, Alexandre Zaporojski, condenado a 18 años de trabajos forzados por transmitir informaciones a la CIA. El cuarto, Guennadi Vassilenko, es un antiguo agente del KGB reconvertido a la seguridad privada. Fue condenado en 2006 a tres años de cárcel por delitos sin conexión oficial con el mundo del espionaje.

Los cuatro tuvieron que firmar su confesión para lograr el indulto y poder formar parte del canje.

Se trata del primer intercambio de prisioneros bilateral desde la Guerra Fría. Entonces, los canjes, de espías o disidentes, se realizaban normalmente sobre el puente de Glienicke, en la dividida Berlín.

El intercambio, símbolo de las buenas relaciones bilaterales

Signo de que los tiempos cambian, el intercambio, símbolo de las tensiones de la Guerra Fría, sería ahora una muestra de las buenas relaciones entre Rusia y los EEUU de Obama.

Así opinan los analistas rusos, que estiman que la rapidez con que ambas partes habrían resuelto un embarazoso escándalo de espionaje muestra el compromiso de Washington y Moscú para proseguir con el deshielo de sus relaciones.

Y es que no pocos temían un repunte de las viejas tensiones tras los arrestos a finales de junio en EEUU, y que siguieron casualmente al caluroso encuentro entre Obama y Medvedev.

Finalmente, Moscú mantuvo un tono bajo, o cuando menos disimuló su humillación, mientras Washington no parece haber retirado su confianza al presidente ruso.

El analista Viatcheslav Nikonov destaca que lo sorprendente del canje muestra la voluntad de ambas partes y añade que Washington decidió liberarlos porque «no habían causado gran daño a sus intereses nacionales» y, a cambio, «logra sacar de Rusia a personas que le rindieron servicio».

Serguei Markov, analista y diputado progubernamental, destaca el canje como «una muestra de coraje de Obama» haciéndose eco de las versiones que apuntan a que el escándalo fue diseñado por sus adversarios internos en un intento de minar la entente con Moscú.

El diputado panruso Vladimir Zhirinovski puso la nota discordante al denunciar que todos los canjeados, tanto de un lado como del otro, son rusos y señaló que Rusia debería haber canjeado a espías estadounidenses de la CIA atrapados en Rusia. mientras GARA

VIENA

Plataforma del espionaje internacional desde el siglo XIX e incluso después de la caída del imperio austro-húngaro al calor de la Primera Guerra Mundial, la capital austríaca sigue siendo considerada la «capital de los espías».

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