Los dos hermanos Weitz han acabado haciendo cine fantástico a pesar de haber empezado juntos en la comedia, obteniendo su mayor logro conjunto en aquel género con «Un niño grande». Lo más curioso de las coincidencias entre ambos es que Chris fue contratado en solitario para dirigir una de las entregas de la saga «Crepúsculo» y, acto seguido, su hermano Paul ha seguido el mismo camino al dirigir «El circo de los extraños».

Es de justicia aclarar que, aunque sus respectivas películas pertenecen a la misma moda genérica, responden a enfoques diferentes. «Luna nueva» se ajustaba al esquema romántico de los libros de Stephenie Meyer, mientras que «El circo de los extraños» es, tal como la concibió su autor, el irlandés Darren Shan, una obra más oscura y grotesca.

Dicho origen permite a Paul Weitz seguir con el tono de comedia que ha utilizado siempre en sus películas. Hay algo también de parodia del terror clásico, toda vez que el vampiro interpretado por John C. Reily regenta un circo de fenómenos al estilo del creado por Tod Browning en su clásico «Freaks» («La parada de los monstruos»). Se ha comentado mucho la caracterización de mujer barbuda que hace la mexicana Salma Hayek, pero no se queda atrás la transformación del japonés Ken Watanabe en el gigante que actúa de maestro de ceremonias en las funciones circenses, donde figuran otras atracciones como un hombre loco o un humano con piel de serpiente. En cuanto a la nómina de «chupasangres» se refiere, hay que destacar la presencia de Willem Dafoe, que ya dio vida al mítico actor-vampiro Max Schreck de Murnau en «La sombra del vampiro».