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Alertan de que un ataque israelí a Irán desencadenaría una larga guerra

El centro de estudios británico Oxford Research Group publicó ayer un informe en el que muestra su preocupación por las graves consecuencias que tendría una acción militar israelí contra Irán con el objetivo de obstaculizar el programa nuclear de Teherán. Apuntan que, además de los daños que provocarían los bombardeos, se desencadenaría un conflicto armado de larga duración, que tendría implicaciones tanto a nivel regional como global.
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EFE |

La posibilidad de un ataque israelí contra Irán por su polémico programa nuclear se ha incrementado notablemente, pero sus consecuencias serían devastadoras y traerían consigo una larga guerra con «implicaciones regionales y globales», según un estudio realizado por el centro de estudio británico Oxford Research Group.

Según las conclusiones del estudio, titulado «Acción Militar contra Irak: Impacto y Efectos», las consecuencias de un enfrentamiento serían tan graves que hay que buscar una alternativa a la solución militar.

El informe apunta diversos hechos que llevan a realizar una valoración tan pesimista de la situación: por un lado, Israel cree que Siria está fabricando misiles iraníes destinados al partido libanés Hizbulah. Por otro, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, ha calificado a Irán de «la mayor amenaza terrorista».

El ataque sionista, de acuerdo al citado centro de estudios, no afectaría sólo a las instalaciones militares de la República Islámica, sino también a fábricas y centros de investigación para causar el mayor daño posible a la capacidad nuclear iraní.

De llevarse finalmente a cabo, la agresión se vería en la región como una acción aprobada y apoyada por EEUU aunque Israel fuese su único ejecutor. Además, se reforzaría la unidad política de Irán y daría mayor estabilidad al Gobierno de Mahmud Ahmadineyad.

Los autores del informe apuntan que, además de las múltiples respuestas que pudiera dar Irán, el Gobierno de Teherán optaría por dar una total prioridad al desarrollo de armas nucleares.

Por lo tanto, atisban que se iniciaría un largo proceso de ataques israelíes para mermar la capacidad nuclear iraní, que también conllevaría, a largo plazo, el desencadenamiento de una larga guerra con implicaciones tanto regionales como globales.

Irán desmiente que el retorno de Amiri sea un intercambio

El ex ministro iraní de Exteriores Hasan Qashqavi desmintió ayer que el regreso al país del científico iraní Shahram Amiri forme parte de un canje por los tres ciudadanos estadounidenses detenidos en Irán acusados de realizar labores de espionaje.

Pese a que Washington ha negado haber secuestrado al científico, a su regreso a Teherán, éste ha denunciado que la CIA le sometió a «una intensa presión sicológica» y que durante su interrogatorio estuvieron presentes agentes israelíes. Además, aseguró que las autoridades estadounidenses le ofrecieron 50 millones de dólares (unos 39 millones de euros) a cambio de que mintiera públicamente sobre el programa nuclear iraní.

Al regresar a su país, Amiri desmintió ser un científico nuclear y apuntó que es un simple investigador.

Por contra, el diario estadounidense «The Washington Post», haciéndose eco de «fuentes oficiales», dijo que la CIA pagó a Amiri cinco millones de dólares para que informara sobre el programa nuclear de Teherán.

Según esas fuentes, Amiri no debe devolver el dinero, pero seguramente tampoco podrá acceder a él al haber puesto fin a su «cooperación» volviendo a casa. GARA

Líbano acusa a Tel Aviv de haber entrado en su territorio

Una patrulla israelí franqueó ayer la Línea Azul trazada de la ONU que separa Líbano de Israel e ingresó en territorio libanés en la disputada región de Kfarshuba, según una acusación realizada por el Ejército libanés.

«Una patrulla de ocho enemigos (israelíes) franqueó la línea en la ciudad de Kfarshuba para intentar raptar a un pastor», afirmó un portavoz del Ejército libanés.

Según esta fuente, el pastor que logró escaparse pero las tropas realizaron una intrusión de unos 20 metros más allá de la Línea Azul, trazado que delimitó en 2000 la ONU cuando el Ejército israelí se retiró del sur de Líbano tras 22 años de ocupación.

Líbano reivindica esta demarcación en las colinas de Kfarshuba, como las Granjas de Chebá, ocupadas por Tel Aviv y situadas en la frontera entre Líbano, Siria e Israel, y otras zonas cercanas.

La fuerza de paz de la ONU en Líbano (FINUL) no ha hecho, por momento, comentarios.

Israel, que se enfrentó en 2006 con Hizbulah en una guerra en la que se destruyó gran parte del sur de Líbano, secuestró pastores en el pasado en la zona fronteriza para interrogarlos y luego entregarlos a la FINUL. AFP

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