La undécima etapa del Tour tuvo carácter transitorio, salvo en el polémico sprint. Tyler Farrar, que tuvo en Mark Reinshaw su mayor enemigo, vio a muchos corredores en peligro. «Las reglas dicen que hay que mantener la línea recta, y me ha empujado contra las vallas. Todos queremos ir deprisa, pero la seguridad es primordial».

Por su parte, Mark Cavendish quiso justificar a su compañero. «Tengo un grupo de corredores incondicionales, y toca agradecerles. Mark -Reinshaw- luchó con Julian Dean para abrirme la puerta y ayudarme a ir. Pienso que Julian puso su codo, y si Mark no lo hubiera empujado, se hubieran caído los dos. Hizo lo que pudo para evitarme problemas».

Sobre la larga recta de meta, Cavs reconoció que se le hizo «muy larga» al arrancar antes de lo habitual. «Comencé un poco más temprano, quizas a 350 metros de la meta, en lugar de los 200 ó 250 de costumbre».

Listos para la pelea

Mientras, otros corredores piensan en la etapa de hoy. Así, hombres como Rubén Pérez comentaba que «venía bien un poco de descanso después de ir dándole durante once días. Pero para mañana -por hoy- con lo que ha guardado la gente, seguro que habrá pelea».

Asimismo, Samuel Sánchez añadía que «Hemos vuelto a superar una jornada de mucho calor, y van unas cuantas... Con la línea de llegada pintada en el alto de Mende, espera una etapa muy diferente. Puede que haya movimientos y que se marquen algunas diferencias, aunque en tres kilómetros no deben ser excesivas; hay que medir bien los esfuerzos a esta altura de carrera».

Por su parte, el gasteiztarra Arkaitz Durán vaticinaba «una fuga numerosa que se jugará el triunfo». Sobre su estado físico, el corredor de Footon-Servetto declaró estar «cansado, pero mejor, y espero ir a más».