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Raimundo Fitero

Militarización

Cada día se pierde un poco más el decoro democrático. Escuché sorprendido a Iñaki Gabilondo hace unas noches diciendo muy campanudo eso de que estamos en una especie de dictadura, según él, porque se había abolido desde los mercados cualquier vestigio de social-democracia, y me sorprendió esa actitud tan beligerante desde una cadena que no puede colocarse, precisamente, dentro de un espectro muy a la izquierda, CNN +, especialmente en asuntos de internacional. Si Gabilondo detecta esta cuestión de falta de democracia, ¿qué podremos detectar los otros mortales no tan próximos al poder?

Porque solamente hay que fijarse en los hechos que van aconteciendo de manera imparable, y que nos demuestra que vamos perdiendo nociones de libertad y de democracia y lo hacemos con un silencio cómplice que empieza a ser algo más que sospechoso. En Francia, en Grenoble, incidentes en los barrios más depauperados, violencia de protesta por la muerte a tiros de un joven a manos de la policía, incidentes graves, imágenes que nos recuerdan otros tiempos pasados y cuando parece que la cosa se encona, Sarkozy envía al ejército para apoyar a la policía, lo que otra vez nos hace pensar que el retroceso es imparable, innegable, y que algo se debe empezar a hacer de inmediato en esta vieja Europa.

Con el consentimiento y casi el aplauso de una inmensa mayoría de la ciudadanía Pepiño Blanco ha formado a controladores militares por si acaso existen problemas de huelga con los controladores aéreos. Probablemente tengan privilegios, posiblemente sean unos trabajadores con unos sueldos descomunales, pero el derecho a la huelga es inalienable, y si fastidian el veraneo a unos cuantos, si provocan desajustes y dan mala imagen para el turismo, es algo que se debe asumir desde la negociación política, y no desde la militarización, por muy estratégico que sea el sector afectado, porque de realizarse esa barbaridad, se habrá roto la baraja, el mínimo de consenso, y la dictadura con parlamentarios bronceados será una magnífica y ajustadísima definición de la monarquía española. Hay que reclamar la desmilitarización, ya, y la libertad de Arnaldo Otegi, entre otros.

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