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Fede de los Ríos

Los obispos quieren preparar sexualmente a los niños

La tal Conchi comienza a desgranar verdades como «decir que la homosexualidad es normal es hacer daño; los homosexuales se dañan a sí mismos», las pajillas resultan ser «un vicio que lleva a una persona por el camino equivocado»

Con la llegada del verano, la mayor parte de los seres humanos tienden al relajamiento de sus cuerpos y sus mentes. El periodo estival parece ser el más propicio para el vacacioneo dando lugar a un bajón en la actividad humana. No es así en el caso de nuestros obispos y arzobispos. No debemos olvidar que si humanos también participan en menor o mayor escala de un cierto cariz divino: son ellos los que deben dirigir nuestras atormentadas vidas a través de este valle de lágrimas que es nuestra vida para que gocemos en el más allá porque en el acá, gracias a socialdemócratas y socialfascistas lo tenemos bien rejodido).

Y como pastores mayores del rebaño que son, la dirección de nuestro espíritu les preocupa desde nuestra más tierna infancia. Por ello han mandado editar un manual de educación sexual para ser utilizado en los colegios. ¿Y a quién han mandado la elaboración del mencionado manual? Al Opus Dei, of course. Auténticos profesionales del sexo. ¿Que por qué lo digo? Porque sabrá usted, sufrido lector, que entre los apretados slips, la mierda que comemos y el exceso de trabajo, nuestros espermatozoides, cada vez más escasos, van tornándose más vagos y con menos movilidad que un Borbón y que el embarazo está resultando tarea harto complicada y difícil de conseguir. Ellos no, ellos y ellas tienen un porrón de hijos e hijas. Ergo se ponen chatos a follar. Quizás con gesto de asco o de fastidio, eso no lo sé, pero chatos.

A los datos me remito. Casi todos con familia numerosa. Aparte de las prácticas erótico-festivas con cilicios y crucifijos. Lo paradójico es que piensan todo lo contrario, que somos nosotros los que estamos dándole que te pego mañana, tarde y noche. Razón tenían los que definían las religiones como encubridoras de lo real.

El programa de orientación y educación sexual para menores de entre cinco y 15 años creado por el Instituto Valenciano de Fertilidad, Sexualidad y Relaciones Familiares (IVAF) a instancias de la Prelatura se denomina Saber Amar Básico Escolar (SABE) y costa de 18 sesiones de 90 minutos cada una (mitad prácticas, mitad teóricas). Una de sus autoras, Concepción Medialdea, ha declarado la necesidad de que los jóvenes entiendan... perdón, comprendan, que «la masturbación es un vicio y la homosexualidad, una disfunción». Para asegurar, a renglón seguido, «proponemos decir la verdad a los niños sobre sexualidad». Y la tal Conchi comienza a desgranar verdades como «decir que la homosexualidad es normal es hacer daño; los homosexuales se dañan a sí mismos», las pajillas resultan ser «un vicio que lleva a una persona por el camino equivocado, planteando graves problemas en el matrimonio por restarle paciencia a la pareja, que ve satisfechas sus necesidades individualmente» y proclama, que frente a las mentiras que sobre la sexualidad circulan por medios de comunicación y en la sociedad «el celibato o la vocación sexual de permanecer virgen es una opción que permite la felicidad».

¡Qué país! Los niños en manos de perversos y la Fiscalía de menores sin intervenir.

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