Confiesa que le habría gustado haber sido «médico o arquitecto», pero la revolución le tenía reservado otro destino, el de ser el fundador y, entre 1976 y 1996 director, del Servicio de Inteligencia de Cuba.

Ya en retiro con el grado de general de división -«con mis 69 años, hasta en Alemania me deberían reconocer la jubilación»-, Fabián Escalante escritor es autor de varios libros en los que desgrana parte -sólo parte- de su experiencia acumulada en esos interesantes, y peligrosos, años.

Afable en el trato, trata de quitar relevancia a una seguro que fascinante biografía -«yo lo que soy es un combatiente revolucionario, en un frente o en otro»-. Pero no puede ocultar su orgullo. Y hay algo en sus ojos que revela la huella de ese pasado. Un pasado duro, difícil, que, sin embargo tampoco ha podido con su optimismo, con su fe en el ser humano, en las nuevas y futuras generaciones. «El futuro es socialista».

¿Qué valoración le merece el proceso de excarcelación de disidentes presos?

Antes de nada conviene aclarar el concepto de disidente y, para ello, me remito al Código Penal español, que en su artículo 592 prevé penas de cárcel para `los que, con el fin de perjudicar la autoridad del Estado o comprometer la dignidad y los intereses vitales de España, mantuvieran inteligencia o relación de cualquier género con gobiernos extranjeros, con sus agentes o con grupos'. Esa gente no son disidentes. Eran agentes de gobiernos extranjeros, cobraban un salario de la embajada de EEUU. Fueron detenidos por delitos específicos y sancionados por un tribunal cubano igual que se hace en todo el mundo.

Pero son excarcelados...

Están siendo puestos en libertad evidentemente por una negociación política en la que participó el Gobierno español y la Iglesia católica cubana. Han llegado y ya han sacado las uñas criticando al Gobierno español y a (el ministro de Exteriores, Miguel Ángel) Moratinos. Porque son agentes de EEUU. Ya están pidiendo que la Unión Europea (UE) no revise su llamada Posición Común. La cuestión central es que EEUU no quiere que se cambie. Eso da una idea de cuál es la naturaleza de esas personas. Es como meter un alacrán en el zapato.

¿Qué ha buscado el Gobierno cubano con esa decisión?

Como observador político, creo que hay que enmarcarlo en los 50 años de bloqueo que sufre Cuba. Se habla tanto del embargo que muchas veces se tiende a minimizar su impacto.

Junto con el bloqueo, que es un hecho real y permanente, tenemos en los últimos años la crisis económica mundial, que evidentemente, también afecta a Cuba. E impacta en una economía de supervivencia, que es lo que nos ha dejado el embargo.

La economía cubana está, no puede ser de otra forma, muy debilitada. Súmele a ello que hace dos años pasaron por la isla dos ciclones que reportaron pérdidas por valor de 10.000 millones de dólares. Me imagino que la negociación habrá estado relacionada con todo esto.

¿Esperan realmente en la isla que la UE abandone en setiembre su Posición Común?

Creo que EEUU va a ejercer una presión extraordinaria para que no se produzca. Y además, hoy, en Europa Occidental, salvo pequeñas excepciones, gobierna la derecha. Ojalá se recupere la sensatez, que esa arbitraria medida sea eliminada. Pero yo no creo en milagros. Y sólo un milagro haría que eso cambie.

¿Qué valoración le merece la Administración Obama?

La elección de un negro como presidente de EEUU es un hecho extraordinario, más teniendo en cuenta el racismo en aquel país. Pero la experiencia política nos decía desde el principio que poco o nada iba a poder hacer. En EEUU no mandan los presidentes, mandan los grupos de poder. Salvo tratar de cambiar un poco la imagen de EEUU, Obama no ha podido hacer más nada, ni va a poder. Su reforma de la inmigración se ha ido al piso. En Arizona van a perseguir a todo el mundo por ser un blanco un poco más oscuro que el resto de blancos. La reforma sanitaria ha quedado en papel. La retirada de Afganistán se va a empantanar, porque allí hay un problema muy grave, religioso. Los afganos botaron a los ingleses, a los rusos y van a botar a los americanos...

¿Y su política respecto a Cuba?

No ha hecho ni lo más elemental, como permitir las visitas de los norteamericanos a Cuba, cuya prohibición va en contra de la propia Constitución de EEUU.

Recientemente acaba de hacer un intercambio de espías con Rusia y, sin embargo, EEUU mantiene presos a cinco jóvenes cubanos por el simple hecho de luchar contra el terrorismo, porque nosotros no estábamos espiando a EEUU, sino vigilando a las organizaciones que nos atacaron y mataron gente en Cuba en actos terroristas.

Es lo de siempre. Dice que espera que Cuba haga gestos. Qué gestos, si esta guerra no la iniciamos nosotros... Qué peligro supone un pueblo de 11 millones de habitantes y 120.000 kilómetros cuadrados para EEUU, que ha sido capaz de negociar con China, hoy su principal acreeedor; de hacer las paces con Vietnam donde murieron 65.000 norteamericanos... ¿Porque no con Cuba?

¿Por qué no con Cuba?

Porque sigue manteniendo una posición de principios, porque es un ejemplo para América Latina; porque ha ayudado con ese ejemplo a cambiar la faz de América Latina. Ése es nuestro `pecado' y la razón por la que EEUU no nos perdona y no nos perdonará jamás. Y nosotros estamos orgullosos de ello. No pasa nada, podemos resistir el bloqueo 100 años más.

Ha mencionado el caso de los Cinco de Miami. ¿Cómo está actualmente el proceso?

Paralizado totalmente. Imagínese a esos jovenes, condenados a hasta dos cadenas perpetuas. Conocí a alguno de ellos, que estudió con mis hijos, gente normal. Y la pregunta es: ¿cómo es posible que hayan adquirido esa estatura moral, ética, política, que hayan resistido en estos 12 años de provocaciones y de ofertas para tratar de suavizar su castigo si cambiaban su posición? Eso sólo es posible si uno tiene firmeza en sus principios. Si no, al final uno se pliega. Claro que eran agentes de la Inteligencia cubana. Pero es algo más.

¿Qué valoración le merece la pujanza del eje bolivariano?

Frente a la lucha que proyectó la revolución cubana y el pensamiento de Fidel Castro, inseparables a mi modo de ver una del otro, América Latina llegó a ser en los 70 y 80 el bastión de la reacción. Fue un laboratorio de experimentación en el orden político, social y económicoo. Y fracasó. Y, como resultado de su propia tradición política, las ideas de Bolívar y de los libertadores, se ha desarrollado un movimiento nacional muy importante con Chávez, Correa, Ortega y Morales, un movimiento que era previsible pero que ha pillado por sorpresa a EEUU, porque nunca hizo un análisis profundo de la situación política.

Esos procesos parten de una realidad institucional preexistente. No es el caso de Cuba, que partió de cero y tuvo que ir innovando en todos los órdenes.

Es cierto, pero lo curioso es que la revolución se hizo con la misma gente. No la trajeron de Marte, sino de Cuba, de entre los mismos jóvenes que probablemente antes pensaban de otra manera. No hay que olvidar el pasado anticomunista en Cuba, porque la isla fue un campo de pruebas del macarthismo, hasta el punto de que a comienzos de los cincuenta el Partido Comunista había sido liquidado.

Yo conocí de joven a furibundos anticomunistas que ahora militan en el Partido. Ése era el hombre que existía en Cuba.

¿Ve riesgos de que un año después del golpe de Honduras, EEUU incremente su presión contra América Latina?

Muchos. Estamos en un momento crucial. El objetivo del golpe fue reactivar la base estadounidense en Soto Cano, que se construyó al calor de la guerra contra la Nicaragua sandinista en los años 80. Y ahí están las siete nuevas bases militares en Colombia, donde EEUU ha institucionalizado y dado rango de ley a la figura del contratista. Y hace diez días, han desembarcado en Costa Rica 7.500 soldados estadounidenses y 200 helicópteros. Más que todas las Fuerzas Armadas y la Guardia Nacional costarricense, que no supera los 5.000 hombres.

En este contexto, ¿qué le espera a Cuba? ¿Qué puede hacer?

Puede hacer mucho. Ya ha hecho mucho y está haciendo mucho. Nuestros médicos y trabajadores sociales en Haití -desde antes del terremoto- y en otras partes del mundo no sólo están curando, están dando ejemplo de que el ser humano puede y debe ser distinto.

Asaltar el cielo no es una cosa fácil y está preñado de errores. Porque el actor de este proceso es el ser humano, el mismo de aquí y de allá, lleno de defectos y virtudes. En estos 50 años, cercados y combatiendo constantemente, hemos cometido errores. Pero los vamos a superar. Yo creo mucho en las nuevas generaciones, no sólo en Cuba. Lo importante es que cuando se cree el momento político propicio, ese joven va a concienciarse y actuar.

Volviendo al caso concreto de Cuba, creo en el proyecto, y estoy seguro de que esa juventud, mis hijos y mis nietos, seguirán llevando ese testigo. El futuro de Cuba es, no me cabe la menor duda, más socialismo, más revolución.