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Medio siglo después de ser abolida, la esclavitud pervive en zonas del noroeste de Yemen

No fue suficiente su abolición, en el año 1962, para que la esclavitud fuese completamente erradicada. Hoy en día, en Yemen, cientos de esclavos sufren una práctica que muchas veces es incluso aceptada por el Gobierno. Es una de las muchas historias de personas que sueñan con ser libres.

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Jamal AL-JABIRI | France Presse

Medio siglo después de su abolición, la esclavitud es una práctica que sigue vigente en la actualidad en Yemen. Es en el noroeste del país donde más se sufre y donde, además, cuenta en muchos de los casos con el aval del Gobierno.

Yemen está considerado uno de los países más pobres del mundo, con una población de alrededor de 24 millones de habitantes y varias regiones remotas fuera del control del Estado. A pesar de que la esclavitud fuera abolida en 1962, en la actualidad pervive en muchos puntos del país árabe, sobre todo en las provincias de Hajjah y de Hoideida, situadas en el noroeste de Yemen, según un estudio realizado en 2009 por el Ministerio yemení de Derechos Humanos.

La Organización Nacional para la Defensa de los Derechos y Libertades, Hook, ha sido la encargada de lanzar recientemente una campaña para luchar contra esta práctica que aún perdura.

Según afirma Mohamed Naji Allaou, coordinador de la ONG, las víctimas de la esclavitud son principalmente africanos provenientes de la Antigua Etiopía, que se dirigieron a las actuales regiones de Yemen en el siglo XI y XII antes de ser sometidos y esclavizados tras la caída de su dinastía, Béni Naha.

Allou explica que la esclavitud puede verse representada en tres formas diferentes. Existe un primer grupo de esclavos a los que sus amos tratan a su antojo. En un segundo grupo se encontrarían los ex esclavos que oficialmente ya son libres pero que aún así siguen perteneciendo al servicio exclusivo de sus antiguos amos. La tercera categoría está formada por sirvientes utilizados sin piedad como criados domésticos, un fenómeno muy corriente tanto en zonas rurales como urbanas de la provincia de Hajjah. Las personas pertenecientes a esta última categoría no se compran ni se venden, pero en la práctica son tratados como esclavos.

Un comité de dignatarios visitará las regiones donde más sigue arraigada la práctica de la esclavitud para concienciar de la gravedad de esa lacra y llevar ante la Justicia a todos aquellos que participan en ella. Según el Cógido Penal de Yemen, la esclavitud es castigada con una pena de 10 años de cárcel.

La organización Hook denuncia, asimismo, que «las autoridades de la provincia de Hajjah buscan enmascarar el fenómeno», y anuncia que pese a los limitados medios con los que cuentan, esperan colaboración de diferentes ONG locales e internacionales, y sobre todo, del Gobierno de Sana'a.

«Quiero ser como los demás»

Moubarak, de 21 años, se levanta cada día en su pequeña casa de paja en Aslam, ciudad situada en Hajjah, a escasos metros de la de su amo. Es un esclavo que, como muchos otros, sueña con ser libre.

El joven heredó la esclavitud junto a sus siete hermanos y hermanas. Sus padres fueron comprados por el padre de su actual amo, el jeque Mohammad Badaout, poco antes de que se aboliera la esclavitud, en 1962. Ahora, es padre de dos niños nacidos de una relación con una ex esclava. «Temo por el futuro de mis hijos. Me inquieta qué les pasará siendo hijos de padre esclavo y madre liberada», señala preocupado.

La pervivencia de la esclavitud en Yemen fue conocida en 2008, cuando un juez fue sancionado por haber aprobado la venta de un esclavo por parte de su amo a otro dignatario de la provincia de Hajjaf. «El objetivo era liberar al esclavo, ya que ésa era la intención del comprador», se justificó el juez.

Son historias que se repiten cada día en Yemen. Esclavos que continúan atados a sus años de por vida, muchas veces por miedo. Y es que, como asegura Mohamed Naji Allaou, «cualquiera que intenta huir, es acosado, golpeado y humillado».

 
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