El líder cubano Fidel Castro volvió a vestir su camisa verde olivo «de mil batallas» e hizo su primera aparición pública fuera de La Habana desde que entregara el poder a su hermano Raúl en 2006 para rendir homenaje a los combatientes del Movimiento 26 de julio. En su visita al Mausoleo de Artemisa, al suroeste de la capital, que honra a los mártires revolucionarios del Movimiento 26 de julio, Castro recordó el heróico asalto al cuartel Moncada, cuyo 57 aniversario se conmemora hoy, Día de la Rebeldía Nacional, y destacó la enorme contribución de los combatientes de Artemisa, de quienes dijo que «eran de los más combativos que había en Cuba».

Acompañado por varios comandantes de la revolución y combatientes artemiseños del asalto al Cuartel Moncada, Castro afirmó que «lo volvería a hacer exactamente. Sólo que no le haría caso a ninguna guardia cosaca», añadió en alusión al imprevisto que hizo fracasar el factor sorpresa y la propia acción.

En su mensaje leído, reiteró su advertencia sobre los peligros que se ciernen sobre la humanidad, en referencia a una eventual guerra nuclear y a la destruccion del medio ambiente. Tuvo también un recuerdo especial para los cinco cubanos condenados y presos en EEUU.