Aunque tiene apariencia de medusa, lo cierto es que no lo es. La conocida como carabela portuguesa, cuya presencia se está haciendo notar sobre todo en la costa guipuzcoana, ha forzado que, al menos los últimos días, el color de la bandera de playas como las de Donostia, Zumaia, Zarautz y Deba haya sido rojo, sin que haya marejada ni oleaje alguno. Y es que la picadura de la carabela portuguesa ha sido la razón por la que ocho personas hayan tenido que ser hospitalizadas esta semana; uno de ellos, un niño, permaneció 48 horas en la UCI de pediatría hasta que ayer fue dado de alta.

Según informaron ayer fuentes de Osakidetza a la agencia Efe, un total de ocho personas han estado ingresadas en el Hospital Donostia de la capital guipuzcoana debido a las picaduras sufridas por la conocida como carabela portuguesa. Todos, salvo un niño, fueron dados de alta el martes tras permanecer 24 horas en la unidad de Observación de Emergencias del Hospital debido a los «aparatosos» síntomas que provoca la picadura de la carabela.

Un color violeta llamativo

El niño, sin embargo, fue dado de alta ayer tras estar 48 horas en la UCI de pediatría debido a la virulencia de los síntomas que padecía por la picadura.

El Consistorio de Zarautz incluso ofreció una rueda de prensa para explicar porqué sobre las 18.45 del lunes optaron por cerrar el arenal zarauztarra. Sólo el lunes fueron 25 las personas atendidas por los socorristas a consecuencia de la picadura de esta especie de medusa, de los que tres fueron hospitalizados en Donostia.

La carabela portuguesa resulta dolorosa y especialmente peligrosa para niños y personas con las defensas bajas. Con forma de globo de color azulado y violeta iridiscente, la carabela portuguesa está provista de numerosos y largos tentáculos, que contienen cápsulas urticantes, capaces de paralizar un pez grande y afectar seriamente al ser humano.