El balance de víctimas de la tragedia del pasado sábado en el festival Love Parade, en Duisburgo, ascendió ayer a veintiuna tras producirse la muerte de una joven de 25 años que resultó herida en la estampida que ocurrió en la única entrada al recinto.

Los resultados de las autopsias finalizadas aclaran que las víctimas murieron aplastadas, según comunicó el martes la primera ministra del estado de Renania del Norte Westfalia, Hannelore Kraft. Matizó que murieron por «contusiones en el tórax», lo que sugiere que fueron aplastadas por la multitud. Esto desmiente las informaciones que habían señalado que la mayoría de las víctimas murieron a consecuencia de una caída.

El alcalde de la localidad de Duisburgo, Adolf Sauerland, ha sido uno de los principales blancos de las críticas. Según afirmó ayer el diario «Bild», éste ignoró las advertencias de las agencias de planificación de la ciudad, la Policía y el Departamento de Bomberos. Sin embargo, Sauerland negó cualquier negligencia y aseguró estar cooperando con la investigación que están llevando a cabo los fiscales. Aseguró que no dimitirá porque «eso equivaldría a admitir su responsabilidad en lo ocurrido. Tengo que seguir adelante».

Plan fallido

Las autoridades de Renania del Norte-Westfalia han señalado como responsables a los organizadores de la Love Parade alegando que no han cumplido con las medidas de seguridad. El ministro del Interior regional, Rafl Jaeger, explicó que la organización no cumplió con sus propios planes de seguridad y que, «cuando vieron que la situación se complicaba» pidieron la intervención de la Policía, pero fue «demasiado tarde», según revelaron los primeros datos de la investigación.

Según indicó el inspector de Policía Dieter Wehe, los organizadores abrieron el recinto a las 12.00, es decir, una hora más tarde, por lo que se formaron largas colas en la entrada. La gente se acumuló en el túnel, puesto que los que lo cruzaban, no continuaban hacia el recinto principal generando un tapón en la rampa posterior que daba acceso la explanada principal. El plan de la organización dictaba que, «en caso de bloquearse el túnel», debían acudir «empujadores» que obligaran a los asistentes a seguir avanzando.

Asimismo, se preveía emplear megáfonos para pedir a la gente que siguiera avanzando, pero, según Wehe, no hubo ningún tipo de mensaje. A las 15.30, según el relato del oficial, la situación estaba «fuera de control», y los organizadores optaron por llamar a la Policía para pedir ayuda.

Tras la llamada, se dieron órdenes de cerrar el acceso para impedir que se siguiera acumulando más gente. Cuando la marea humana intentó huir por la escalera, «la presión fue tan fuerte» que la asfixia provocó la muerte a algunas personas.