La angustia ante la más grave consecuencia de la violencia sexista estuvo presente en las concentraciones convocadas por la plataforma de Euskal Herria para la Marcha Mundial de Mujeres. Distintos puntos de la geografía vasca acogieron denuncias por la muerte violenta de Amelia Amaya, donde recordaron que esta violencia constituye «una de las vulneraciones de los derechos humanos más grave y extendida en nuestra sociedad».

La concentración más masiva tuvo lugar en Bilbo, en la ciudad que vio morir el domingo a esta mujer de 36 años a manos de su compañero sentimental. El hecho de que sobre él pesara una orden de alejamiento, que como es obvio quebrantó, fue especialmente criticado en las concentraciones de repulsa y exigieron más atención y medidas eficaces para frenar estas muertes, así como las denuncias de maltrato.

Más allá de las muertes

Los movimientos feministas, sindicatos, así como los grupos que dan forma a esta plataforma nacional para la Marcha Mundial de Mujeres, advierten de que la violencia que sufre el colectivo de mujeres «abarca todas las formas de violencia que se ejercen contra ellas por el hecho de ser mujeres», donde enmarcan prácticas como las agresiones sexuales, la prostitución forzada, el acoso sexual en el ámbito laboral o el maltrato intrafamiliar.

Consideran que el empleo de la violencia es «un mecanismo social de control y dominación para perpetuar la subordinación de las mujeres», por lo que sentencian que es un «rasgo básico del patriarcado».

Mientras las protestas se sucedían en la calle, la jueza que instruye la muerte de Amaya ordenó la noche del martes el ingreso en prisión de su pareja, como presunto autor de la muerte, y de la madre y el hermano de éste, acusados de encubrirlo.

La jueza de guardia de la capital vizcaina decretó este ingreso en prisión provisional, comunicado y sin fianza para los tres después de haberles interrogado durante toda la jornada del martes, así como a los testigos de los hechos.

Los dos hombres, según las agencias de información españolas, ingresaron en la prisión de Basauri, mientras que la mujer fue conducida a la cárcel de Langraiz.