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Crónica | Encierro de las trabajadoras de Sabeco

«Son nuestros puestos y haremos lo que haga falta para no perderlos»

Las trabajadoras de Sabeco de Errenteria iniciaron ayer un encierro de 24 horas que termina- rán a las 11.00 de hoy. Con media docena de tiendas de campaña, sacos, esterillas, mesas y todo lo necesario, se plantaron en el centro comercial Niessen para anunciar que «vamos a pelear con todas nuestras fuerzas por nuestros puestos».

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Amaia ZURUTUZA

Las trabajadoras Sabeco no están dispuestas a perder su puesto de trabajo. Afirman que luchar no les da miedo y así lo demostraron en los 16 meses de huelga que llevaron a cabo entre noviembre del 2008 y febrero de este año. Ayer, ante la amenaza de perder sus empleos iniciaron una encerrona de 24 horas que culminarán hoy a las 11.00 con una concentración frente al centro comercial.

Después de la «larga y dura» huelga que llevaron a cabo durante alrededor de 500 días ahora afirman vivir una situación «grave y dramática». El problema radica en que la sociedad que gestiona el centro comercial, Murias Center 4, interpuso, en el trascurso de la huelga, una denuncia contra Sabeco por incumplimiento de contrato ya que el supermercado permaneció cerrado durante los 16 meses. Ahora, una resolución judicial ha declarado el fin del contrato entre el centro comercial y Sabeco.

Ante dicha sentencia Sabeco ha presentado un Expediente de Regulación de Empleo donde plantea el traslado de las 41 trabajadoras a centros ubicados en Araba, Burgos o la Rioja. Desde el sindicato ELA denuncian que este traslado colectivo utiliza fraudulentamente el artículo 40 del Estatuto de los trabajadores, con el fin de despedir a toda la plantilla a precio de saldo.

Pero las trabajadoras saben que la solución es posible ya que, según establece el contrato de adjudicación del centro comercial, en el local donde ocupa Sabeco tiene que operar obligatoriamente un supermercado, por lo que «exigimos la subrogación» afirma Marisa Martín miembro del comité de empresa y con la que habló ayer este diario. Una exigencia, que a su vez, la propia ley establece.

No obstante, la plantilla no da nada por hecho y asegura que ahora mismo «somos espectadoras» mientras «somos las mayores perjudicadas». La corporación municipal de Errenteria, por su parte y por unanimidad, en dos sesiones ordinarias, en marzo del 2009 y el pasado 16 de julio, ha reconocido el derecho de las trabajadoras de subrogación en caso de cambio de arrendatario.

Murias Center, no obstante, «no quiere ni sentarse a hablar, no quiere ni recibirnos», denuncia Unai Unsuain, miembro también del comité. Parece que en estos momentos es el eslabón más preocupante por lo que la plantilla ha pedido al Ayuntamiento que exija a Murias Center, -de la que es parte en un 10%-, la aplicación de la subrogación. Ya que, «si Murias se pone cabezón y el Ayuntamiento hace de espectador nos podemos ir a la calle», afirma Unsuain.

El derecho al trabajo digno es algo que por lo que ya han tenido que luchar estas trabajadoras. Si en la huelga de 16 meses exigían algo tan básico como que se les aplicara el convenio de alimentación de Gipuzkoa (frente al convenio de empresa que les imponía Sabeco y por el cual obtenían un sueldo de 730 euros mensuales con pagas incluidas), ahora, aunque la ley contempla el derecho a la subrogación, ven en peligro sus puestos de trabajo. «Antes nos jugábamos una mejora pero ahora nos jugamos todo o nada, o trabajamos o nos vamos a la calle», explica Martín.

«Se puede conseguir»

Y aunque después de 16 meses de lucha, «que se hicieron muy largos» y donde todas acabaron «muy cansadas», «cuesta volver a arrancar otra vez», demuestran que aún tienen fuerza y determinación, ya que, como dice Martín: «con la huelga lo primero que aprendimos fue que luchando puedes conseguir tus objetivos». «La lucha te enseña que al final las cosas se pueden conseguir».

En este sentido, tienen muy claro que «son nuestros puestos de trabajo, los hemos trabajado, los hemos defendido, hemos estado 16 meses luchando para mejorarlos y ahora no va a venir otra gente de fuera para que nosotros nos vayamos a la calle», afirma Unsuain. «¡Es una cuestión tan clara!, no tiene ningún sentido que se cierre un supermercado, se abra otro y cambie toda la plantilla», rechaza. «¿Nos van a echar a 41 trabajadores para contratar a otros 41? Es impensable».

«Es tan claro que eso es nuestro que no barajamos la posibilidad de quedarnos sin trabajo», incide Unsuain. «Si se da, tengo claro que va a haber mucha pelea», sentencia.

 

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