La muerte de uno de sus capos debilita al poderoso cártel de Sinaloa mexicano
El Ejército mexicano mató a Nacho Coronel, uno de los capos del poderoso cártel de Sinaloa, en lo que se ha presentado como una de las escasas victorias del Gobierno de Felipe Calderón en su cruenta lucha contra los grupos vinculados al narcotráfico.
GARA
Nacho (Ignacio) Coronel, uno de los tres principales jefes del principal cártel mexicano de las drogas, el de Sinaloa, murió el jueves como consecuencia de un operativo del Ejército en los suburbios de Guadalajara, anunció el Ministerio mexicano de Defensa.
Coronel murió «al intentar escapar» y tras haber abierto fuego contra los militares que se disponían a detenerle en Zapopan, un suburbio de Guadalajara, declaró el viceministro de Defensa, Edgar Ruiz, en una conferencia de prensa.
Un militar murió y otro resultó herido por los disparos de Coronel, indicó Ruiz.
Coronel era de los socios más próximos del hombre más buscado de México, Joaquín Guzmán, El Chapo, el jefe mafioso que lidera el cártel de Sinaloa.
Nacho Coronel también era conocido como «el rey del cristal», en referencia a su dominio de la producción y comercialización en el mercado estadounidense del cristal, una potente droga de bajo coste elaborada a base de metaanfetamina, y de la cocaína.
EEUU había ofrecido una recompensa de cinco millones de dólares [3,82 millones de euros] por cualquier información que ayudara en su detención.
Los soldados llevaron a cabo un arresto, el de Francisco Quiñones, considerado como el lugarteniente de Coronel, precisó Ruiz.
La muerte de Nacho Coronel es uno de los más duros golpes que el Gobierno mexicano ha propinado al narcotráfico y representa la mayor pérdida sufrida por el cártel de Sinaloa bajo el mandato del presidente Felipe Calderón.
El mandatario se encontraba el jueves en Guadalajara para mantener una reunión con empresarios e inaugurar un estadio. Calderón destacó que su Elecutivo «continuará combatiendo firmemente el crimen organizado y sus expresiones más violentas».
El jefe mafioso «se había refugiado en dos residencias utilizadas como escondite seguro y situadas en el barrio de Colinas de San Javier», en Guadalajara, añadió el viceministro Ruiz.
Gran operativo
Vecinos contaron que helicópteros sobrevolaron la zona residencial un poco después del mediodía, mientras que soldados rodeaban el barrio,
«Los helicópteros volaban muy bajo y nos prohibieron salir de nuestras casas. A continuación, se escucharon tiros y explosiones», declaró a la prensa una vecina.
Con Joaquín Guzmán, El Chapo; e Israel Zambada, El Mayo; Coronel, también conocido como El Ingeniero, era uno de los tres supuestos miembros de la dirección suprema del cártel de Sinaloa.
De 56 años, «controlaba el tráfico de cocaína» del cártel en la ruta del Pacífico, añadió Ruiz, precisando que el narcotraficante dirigía operaciones a gran escala en el oeste de México.
EEUU cerró ayer por razones de seguridad su consulado en Ciudad Juárez, ciudad fronteriza del norte de México, debido a la violencia relacionada con el narcotráfico.
La Embajada estadounidense en México anunció que el consulado se cerraría a partir de ayer durante un periodo indeterminado, «hasta que se vuelva a analizar el estado de la seguridad».
El más importante consulado de EEUU en América Latina ya fue cerrado temporalmente tras la muerte en marzo de dos estadounidenses, uno de ellos funcionario consular, y un empleado mexicano. Estas muertes fueron atribuidas a la banda Los Aztecas, vinculada al cártel de Juárez.
Situada en la frontera con Texas, Ciudad Juárez, con 1.300.000 habitantes, es la ciudad más peligrosa de México debido a la «guerra de los cárteles», que provocó 2.660 muertes en 2009.
A mediados de julio, la violencia aumentó todavía más cuando los cárteles utilizaron por vez primera un coche bomba para matar a dos policías. Un médico y un socorrista también fallecieron en este atentado. El jueves descubrieron quince cadáveres atribuidos a Los Zetas cerca de la frontera con Texas. GARA
La organización de narcotráfico a la que pertenecía Coronel tiene presencia en 25 estados mexicanos y disputa los territorios en zonas donde operan otros grupos como el de los Beltrán Leyva (sus antiguos socios) y Los Zetas, según «La Jornada».
