La trigésima edición de la Clásica Donostia-Donostia escribió uno de sus capítulos más bellos. No faltaron batalla, ataques y contragolpes, sufrimiento y hasta un cerrado sprint en el que a la postre se impondría Luis León Sánchez. El murciano de Caisse d'Epargne llegó a la meta del Boulevard donostiarra junto con dos monstruos como Alexandre Vinokourov (Astana) y Carlos Sastre (Cervélo). El sprint entre Sánchez y el ciclista kazajo resultó de lo más cerrado, un maravilloso broche de oro a la edición más espectacular de los últimos años.

Después de comprobar cómo en los últimos años pasar una única vez por Jaizkibel había dejado de decidir la prueba, la organización decidía hacer dos pasos por su puerto más emblemático, lo que fue un acierto total. A diferencia de los nutridos grupos que se disputaban la Clásica en las anteriores ediciones, esta vez sólo fueron once los ciclistas que optaron seriamente a levantar los brazos en el Boulevard.

Por un lado, el trío Sánchez, Vinokourov, Sastre, que lograba abrir brecha en el último tramo de la segunda subida a Jaizkibel. Por detrás, un grupo formado por Samuel Sánchez (Euskaltel-Euskadi), Haimar Zubeldia (Radioshack), Gesink (Rabobank), Porte (Saxo Bank), Hesjedal (Garmin), Rodríguez (Katusha), Roche (Ag2r) y Javi Moreno (Andalucía Cajasur). Los últimos 40 kilómetros fueron una loca persecución entre un trío bien avenido y unos ocho hombres que sólo se acercaban gracias al empuje de un Gesink que, de haber estado más atento, bien hubiera podido meterse con los de cabeza, porque de piernas estaba la mar de fuerte.

Movimientos tácticos

Los 234 kilómetros de la prueba y su nueva composición orográfica hicieron que la prueba resultara un rompecabezas para los directores. Después del banderazo de salida y varias intentonas de fuga, se escapó un trío compuesto por Cazaux (Française del Jeux), Montenegro (Andalucía Cajasur) y Xavier Florencio (Cervélo), ganador de la Clásica Donostia-Donostia de 2006.

Estos tres hombres obtuvieron una ventaja máxima de ocho minutos, pero el trabajo de los gregarios de los equipos favoritos fue limando la desventaja hasta atrapar a estos aventureros en la primera subida a Jaizkibel. Antes de ello, Andy Schleck echaba pie a tierra.

Verdugo (Euskaltel), Garate (Rabobank) y José Iván Gutiérrez (Caisse) abrieron la siguiente fase. Llegaron a tener un minuto de ventaja, pero Jaizkibel fue su tumba. Primero fueron Samuel Sánchez, Vinokourov, Sastre, Roche y Hesjedal quienes abrieron brecha, pero entre Gesink y Porte se acabó esta intentona, realizando una criba definitiva.

En éstas atacó Luis León Sánchez, arrastrando a Vinokourov y Sastre, y ya nadie más les echó mano. Los tres aguantaron juntos hasta el alto de Miracruz, donde el corredor de Astana soltó un furibundo ataque que casi lo dejó solo, pero Luis León Sánchez aguantó y hasta Sastre volvió a conectar ante la vigilancia de sus dos compañeros. Vinokourov lanzó el sprint, pero el murciano, aunque fuera por poco, lo superó. Por detrás, Zubeldia daba la sorpresa logrando un meritorio cuarto puesto.