Como cada 1 de agosto, ayer las máximas autoridades de Lakua y de la Diputación de Gipuzkoa acudieron a Azpeitia para participar en los actos programados con motivo de las fiestas de San Ignacio. Con ellos, desde primeras horas de la mañana, la Ertzaintza ocupó las calles del centro y los alrededores de la basílica de Loiola. Decenas de agentes ataviados con material antidisturbio coincidían con los jóvenes que se retiraban después de una larga noche de fiesta.

Pasadas las 10.00 de la mañana, el alcalde de la localidad, Julian Eizmendi (PNV), dio la bienvenida en el Consistorio a la consejera de educación de Lakua y lehendakari en funciones, Isabel Celaá , y al diputado general de Gipuzkoa, Markel Olano. El ex alcalde Iñaki Errazkin ¯retirado de su cargo a golpe de moción en enero de 2009¯y los demás concejales de la izquierda abertzale vestían camisetas con el lema «Udalbiltza aske» en alusión al proceso abierto contra la institución nacional. Además, ante la llegada de las autoridades exigieron la solución al conflicto político mostrando carteles con lemas en euskara como «Paz», «Diálogo» y «Solución», entre otros.

Tras el recibimiento las autoridades se desplazaron a la basílica de Loiola para asistir a la misa presidida por el obispo de Donostia, José Ignacio Munilla. Convocadas por Etxerat, alrededor de 300 personas les esperaban formando un pasillo en la entrada de la basílica con pancartas y banderolas que exigían la repatriación de los presos políticos vascos. Cuando la comitiva llegó en autobus al lugar, varios representantes de la aso- ciación de familiares y amigos de preso se acercaron a los agentes que custodiaban a las autoridades y expresaron su deseo de entregar un informe a la consejera de Lakua. En el documento se detallan las conculcaciones de derechos de los presos y sus familiares. «Ni se os ocurra acercaros», fue la respuesta recibida.

Aun así, resultó inevitable para la representante del Ejecutivo de Gasteiz y para las autoridades guipuzcoanas escuchar los gritos de «Euskal presoak etxera!» que retumbaban en toda la explanada. Más tarde, al ser preguntada por el acto de protesta de Etxerat, Celáa indicaría que «forma parte del paisaje en el que vivimos».

En nombre de Etxerat, Jon Fano y Mattin Troitiño explicaron que desde que Patxi López se hizo con el cargo «la persecución contra los presos se ha incrementado de forma notoria». «Continúan aplicando la cadena perpetua, no liberan a los presos con enfermedades graves y los golpes y amenazas que sufren son el pan de cada día», explicó Fano.

En este sentido, destacó que Lakua «ha entregado un cheque el blanco» a los estados español y francés para operar contra los prisioneros y denunció que «pretenden borrar la existencia de los presos». Asimismo el portavoz llamó a participar en todos los actos a favor de los prisioneros que se llevarán a cabo en diferentes pueblos o ciudades. «Vamos a seguir con la denuncia. Vamos a seguir movilizándonos, porque la solidaridad ni ha sido, ni puede ser delito, y no lo va ser ni ahora ni nunca», dijo.

Por cierto, tampoco dentro de la basílica pudo relajarse Celaá. Esta vez fue el nuevo obispo Munilla quien provocó su desconcierto al afirmar en su homilía que la sociedad padece «un fracaso educativo». Al término del acto, la titular de Educación expresó a los periodistas su intención de tener un encuentro con Munilla «para aclarar esa afirmación».