Iñaki Lekuona Periodista
Vaya embajada
Vaya imagen la de un presidente de gobierno paseándose de visita oficial por los Estados Unidos sin saber hablar inglés. Cuando parecía que lo de Aznar trabajando en ello era insuperable, aparece Patxi López que además de desconocer la actual lengua franca, ignora el propio idioma del país al que dice representar. Cosas que tiene ser lehendakari a base de pasar por encima de la voluntad popular.
Y llega ese tipo con su ignorancia bajo el brazo y no se le ocurre otra cosa que pedirles a los vascos de la diáspora que «se conviertan en embajadores de Euskadi». Y lo suelta delante del presidente de la Euskal Etxea de San Francisco, Philippe Acheritogaray, vasco sí, pero, como delata su apellido, originario no de la Euskadi de la que habla López, sino de otro territorio que se conoce como Euskal Herria, ese ente onírico que no existe más que en la cabeza de los abertzales, nacionalistas radicales como bien ha fijado la Real Academia de la Lengua española. Bien, porque, en efecto, o se es abertzale o no se es, al igual que se es nacionalista español como Patxi López, o no se es, que su transversalidad es más falsa que su pulsera.
Y si fuera consecuente con su credo, este lehendakari no podría pedirle nada a alguien con ascendencia francesa. Pero lo hace. Y lo hace porque es consciente de que la diáspora vasca tiene una identidad que no está parcelada por las administraciones de París y Madrid. Y lo hace porque es consciente de que esta diáspora piensa en Euskal Herria y abre sus brazos a todos los vascos, vengan de donde vengan. Y este lehendakari, nacionalista español, monolingüe sin vergüenza alguna, se aprovecha de ello. Vaya embajada la de este lehendakari.