Las razones por las que el programa contenedor de la noche del sábado en Tele 5, «La Noria», puede pasar del asunto más banal a un debate de aparente contenido político, social y de interés, podrían encontrarse en la búsqueda de los responsables del programa de una fórmula, de un diseño que pueda ir acumulando o renovando los tipos de audiencias. Una manera de despertar el interés de amplios sectores de los posibles televidentes. Y, la verdad es que en ocasiones suceden en este espacio cosas que escapan a lo habitual de lo que todos imaginamos, porque el programa no puede quitarse el estigma de pertenecer a ese mundo empalagoso del corazón, o el salchichón, o ambos a la vez.

Pues trataron el asunto de las vacunas contra la gripe A, de manera crítica, con intervenciones realmente esclarecedoras, más las habituales participaciones desmedidas de los tertulianos de partido. Lo que entonces ya se intuía, el tiempo nos ha demostrado que se trató de un auténtico escándalo, de una campaña orquestada para favorecer a unos laboratorios farmacéuticos muy concretos, y lo que todavía está por determinar es desde dónde salió el primer aspaviento, es decir quién o quiénes fueron los que decidieron crear esa alarma social global, universal, y cómo después instituciones de rango internacional como es la Organización Mundial de la Salud, OMS, propagara la alarma de manera sospechosa, y a esa declaración precipitada o directamente corrupta, se fueron añadiendo instituciones varias, gobiernos, ministras y demás palmeros, ahora en entredicho por lo que se sabe que tuvo de bulo interesado.

Lo que queda de aquello es que existen cuatro millones de vacunas con fecha de caducidad que hay que destruir. ¿A quién se le debe pedir explicaciones? ¿Quién paga este despilfarro? En el Estado español, la propagandista de este asunto se llama Trinidad Jiménez, tuvo muchos minutos televisivos, se mostró convincente, y ahora mismo está en el ojo del huracán informativo porque es la candidata avalada por ZP para perder las elecciones frente a Esperanza Aguirre en la Comunidad de Madrid. ¿Una recompensa, una manera de sacársela del medio, un castigo o un suicidio? ¿Hay vacunas contra políticos?