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ANÁLISIS ESCENARIO POLÍTICO ALEMÁN

En Alemania se habla de un nuevo partido a la derecha de la CDU

El autor toma como punto de partida el descontento de la militancia de la CDU con su presidenta, Angela Merkel, para dar a conocer una hipótesis que va adquiriendo fuerza en el país: la creación de un partido más conservador que podría reunir a un 20% de los abstencionistas.

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Ingo NIEBEL

La época estival se presta o a iniciar proyectos políticos muy al margen de la atención general o a lanzar balones de oxígeno. Entre estos dos extremos hay que ubicar la información que tanto el rotativo sensacionalista «Bild», el diario conservador «Die Welt» y el semanario centrista «Der Spiegel» han publicado a finales de julio según la cual un nuevo partido a la derecha de la Unión Demócrata Cristiana (CDU) de la canciller Angela Merkel podría obtener de golpe el 20% de los votos, que procederían de los votantes que dejaron de serlo. Esta afirmación se desprende de un estudio realizado por Klaus-Peter Schöppner, del instituto de encuestas Emnid.

La condición preliminar para tal éxito electoral sería que la nueva formación sería dirigida por cristianodemócratas como el saliente ministropresidente de Hesse, Roland Koch, y el experto en economía Friedrich Merz. El denominador común de ambos políticos es que han dejado o en están proceso de abandonar la CDU de Merkel.

Merz se retiró de la vida política «por diferencia internas en el partido» entre 2004 y 2009 centrando su trabajo en el mundo empresarial de Alemania. Mantiene una posición neoliberal y transatlántica, es decir, es partidario de una estrecha cooperación con EEUU.

Koch es considerado como un crítico de Merkel, representante del ala derechista y conocido por sus agrios ataques verbales. El político es uno de los seis presidentes de comité regional que este año han dejado sus cargos en la CDU. A este éxodo hay que añadir la fulminante dimisión del presidente de la República, Horst Köhler, hombre elegido por Merkel para el cargo.

En su análisis, Schöppner, que estudia a la CDU desde hace 30 años, subraya que «justamente, los más fieles votantes de la Unión están pasando a ser abstencionistas». Lo argumenta con que le echan en cara a Merkel haber sacrificado los «valores conservadores». Según el experto, la nueva formación tendría que ser de «conservadores con motivos cristianos que unen la economía con los valores». Este concepto es poco compatible con la política neoliberal del actual socio de Gobierno de Merkel, el Partido Liberaldemocrático (FDP).

La investigación de Schöppner aparece en un momento cuando ciertos sectores de los poderes fácticos en Alemania llaman a la CDU a que termine con la presidencia de Merkel. «¡Dad el golpe ya!», exclamó el rotativo «Financial Times Deutschland» a principios de julio cuando otros medios de la derecha informaban en ese mismo sentido. Sin embargo, no hay golpe sin golpistas y parece que en la CDU nadie se atreve de dar eso paso, sino que los descontentos prefieren marcharse.

En la época de Helmut Kohl (1982-1998) el panorama era diferente. Aquel canciller y jefe de la CDU mantenía a raya tanto un ala «izquierdista», personificado por su ministro de Trabajo, Norbert Blüm, como también el opuesto de los «halcones de la Guerra Fría», representados por Alfred Dregger. Además, Kohl supo sofocar un golpe encabezado por su secretario general, Heiner Geissler, que a su vez atacaba duramente a los Verdes de aquella época. El espectro político entre el ala derecha de la CDU y la ultraderecha anticonstitucional lo cubría la «hermana bávara» de la CDU, la Unión Social Cristiana (CSU).

La relación de ambos partidos es parecida a la del PSOE con el PS de Catalunya. En su día el carismático líder de la CSU, Franz Josef Strauss, dio la clave: «A la derecha de la CSU no debe existir ningún partido democrático». Strauss murió en 1988 y ninguno de sus sucesores ha sabido seguir su estilo político que le convirtió en un amigo de dictadores fascistas como Augusto Pinochet y en donador de una ayuda multimillonaria a la Alemania socialista.

Desde que Merkel asumió el mando de la CDU en 2000 y el del Ejecutivo en 2005 su partido ha perdido sus características convirtiéndose en una copia del SPD ya que ha continuado la política iniciada por el socialdemócrata Gerhard Schröder en 1998. En las elecciones generales de 2009, el SPD pagó por su falta de perfil obteniendo el peor resultado de su historia: un 23%. Entonces, ya se le advirtió a la CDU que estaba yendo por el mismo sendero aunque a un paso más lento. Según un reciente sondeo, la Unión ha bajado al 29%, un nuevo mínimo desde hace diez años, y el FDP ha perdido 5 puntos. El SPD ha subido al 28%, los Verdes al 19 y el socialista Die Linke al 11%.

La organización juvenil de la CDU, la Junge Union, ha reaccionado ante los acontecimientos, diciendo que su partido ha de ser la formación que defiende la energía nuclear, el no al aborto y el servicio militar obligatorio. Pero la CDU no sólo tiene un problema a la hora de definir a sus valores ideológicos y políticos sino también morales y humanos. En Duisburg, su alcalde no da la cara ante la tragedia con 21 muertos en el Love Parade y su partido no es capaz de llamarle la atención. En noviembre, la CDU celebrará su congreso nacional donde elegirá a la nueva cúpula.

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