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Sólo uno de cada cuatro posibles casos de hiperactividad infantil es confirmado

Un informe de la Agencia de Evaluación de Tecnologías Sanitarias de Osakidetza sobre la detección y tratamiento del conocido como trastorno de hiperactividad viene a poner los puntos sobre las íes a una patología que se constata sobredimensionada médica y socialmente, y sobre la que se ciernen demasiadas lagunas de consenso en cuanto a su diagnóstico y abordaje terapéutico. En la CAV, sólo uno de cada cuatro posibles casos es finalmente confirmado.
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Joseba VIVANCO |

«Niños movidos ha habido siempre. Pero un cuadro de hiperactividad es más», hacía hincapié hace unos meses en una charla en la capital bilbaina Javier Royo, siquiatra infanto-juvenil del Servicio Navarro de Salud, Osasunbidea. Así es, el conocido como Trastorno por déficit de atención e hiperactividad -o sus siglas TDAH- es hoy un término de uso habitual incluso entre la propia ciudadanía. Es más, si se preguntara a pie de calle, seguro que la mayoría diría que cada vez hay más casos de menores hiperactivos; y si hiciésemos lo propio en las consultas de pediatría o servicios de salud mental seguro que la respuesta era similar. Sin embargo, por ejemplo en la CAV, sólo uno de cada cuatro niños o niñas que acuden a consultan ven confirmado ese diagnóstico.

Éste, el estadístico, es uno de los datos concluyentes que ayudan a resituar la verdadera dimensión de esta problemática. Lo revela el informe, aún calentito, de la Agencia de Evaluación de Tecnologías Sanitarias (OSTEBA) de Osakidetza, en colaboración con el Instituto Carlos III y que lleva por título «Evaluación de la situación asistencial y recomendaciones terapéuticas en el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH)».

Sus autores principales, los investigadores Cristina Jorquera y Alberto Lasa, han analizado la literatura existente sobre esta patología y han estudiado cuál es la realidad asistencial sobre esta problemática. Y lo han hecho partiendo de la premisa de que «la preocupación social y sospecha diagnóstica por el TDAH se ha extendido deproporcionadamente más allá de su incidencia real, lo que ha generado un problema asistencial por el colapso de consultas en diferentes servicios de atención infanto-juvenial».

Exceso de medicalización

El extenso documento que acaba de ser remitido estos días a centros de salud y servicios relacionados con esta problemática constata en sus conclusiones lo que cada vez parecía más evidente: «A pesar de la abundancia de trabajos de investigación y publicaciones que se han venido desarrollando, sigue sin existir consenso en muchos de los aspectos que conforman este trastorno». Y como han podido constatar en su informe, «la práctica clínica en la CAV confirma esta falta de acuerdo».

Además de no haber unanimidad sobre las causas reales, factores o formas de abordarlo, una controversia añadida, según estos autores, es la de quién es el profesional o los profesionales adecuados para su detección y tratamiento. «Esta medida es urgente para frenar la confusión asistencial presente hasta ahora», advierten.

El estudio pone en evidencia lo mucho que se ha avanzado y lo poco que se ha consensuado. Otro ejemplo que constatan en esa línea es la creciente y casi exclusiva tendencia al tratamiento con sicoestimulantes, tanto que llegan a hablar de «generalización indiscriminada», que puede llegar a «desatender las peculiaridades clínicas de muchos casos diagnosticados» y dejar de lado un tratamiento más integral. Y es que las gráficas de prescripción de metilfenidato -uno de los sicoestimulantes más utilizados para estos enfermos- en la CAV en los últimos años son «espectaculares».

De 2001 a 2004 se multiplicó la prescripción de metilfenidato en la CAV por tres, mientras que de 2001 a 2007 se multiplicó por dieciocho, lo que ha supuesto un aumento del gasto público de 8.648 a 890.848 euros. Y, llamativamente, apuntan los autores, los servicios de Pediatría recetan hasta cuatro veces más que los de Siquiatría.

aceptación social

«La aceptación social del diagnóstico puede comprenderse porque puede suponer un alivio para los padres y también para el niño, para entrar en una categoría médica y pase de ser incomprendido, o rechazado, a ser ayudado», reflexionan los autores del informe.

sicoestimulantes

«Los datos apuntan a que no se están siguiendo las recomendaciones sanitarias básicas y prudentes en cuanto a prescripción de sicoestimulantes y a que se realizan prescripciones fuera de las indicaciones autorizadas», añaden.

Cifras de prevalencia muy por debajo de la estimación habitual

Las estimaciones más habituales que podemos ver en los medios de comunicación o que facilitan facultativos o las propias asociaciones de afectados cuando se cita esta patología apuntan a que en torno a un 5% de los menores de entre 6 y 16 años la padecen. Este completo informe de Osteba también ha recabado datos de atención en los centros de salud de la CAV. Y éstos son esclarecedores. Según los datos poblacionales de la CAV actualizados a 2007 -último año que analiza el estudio-, la población menor de 18 años era de 338.968 personas. En base a los casos diagnosticados, los dos autores del trabajo aclaran que «si hiciéramos un cálculo de la prevalencia hallada en Salud Mental a 2007 extrapolado a la población general menor de 18 años,

obtendríamos unas cifras de prevalencia -casos acumulados atendidos cada año- en la CAPV del 0.24% en Araba, 0.20% en Bizkaia y 0.13% en Gipuzkoa, cifras inferiores y muy alejadas de las que se encuentran en la literatura al respecto». En cifras, hablamos en cualquier caso de un aumento de los casos acumulados en tratamiento, desde los 292 en 2001 a los 609 en 2007; o de los 53 nuevos diagnosticados en 2001 a los 143 detectados en 2007.

Son números que, a pesar del presunto sobredimensionamiento, «no pueden dejar de condicionar el aumento progresivo de demandas y de diagnósticos que los datos objetivos confirman y que, en pura lógica, apuntarían a considerar el TDAH como un fenómeno epidémico de extensión progresiva e imparable a pesar de la multiplicación de prescripciones farmacológicas», sugieren. J.V.

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