Euskal Herria jaietan
La Blanca se despide con buen balance callejero y peor económico
El menor número de gente y el cansancio se notaban ya ayer en el último día de fiestas de Gasteiz. Celedón se despedía de madrugada hasta el próximo año, dando paso ahora a los balances de los distintos agentes festivos. Sí parece que todos coincidirán en el gran ambiente vivido en la calle y en la afluencia de público. Los que parece que tendrán argumentos para quejarse son los hosteleros, que dicen haber constatado hasta un 10% menos de ingresos.
Joseba VIVANCO |
Lo mismo que el repentino chaparrón de la noche del domingo despejó la fiesta de la calle en cuestión de segundos, anoche, ya de madrugada, Celedón hizo lo propio al retornar al campanario de San Miguel, llenando por tercera vez la plaza de la Virgen Blanca. Una despedida esperada, porque las casi seis jornadas de La Blanca seguro que han pasado factura a tenor del gran ambiente callejero vivido desde la tarde del día 4 y del cansancio que se apreciaba ayer.
Preguntaban en una emisora radiofónica local por la imagen de estas fiestas y una veterana radioyente respondía que los verdes ojos de su nieto al ver la estampa de los Gigantes de la baraja. Probablemente un flash difícil de captar por los reporteros gráficos de prensa, pero una más de las muchas imágenes festivas que quedarán en la retina de gasteiztarras y los muchos visitantes. Los responsables locales de Turismo ya avanzaban ayer que lo mismo que los hoteles han rozado el lleno, los turistas han sido numerosos, catalanes, madrileños pero también valencianos y andaluces desde el resto peninsular, e italianos y franceses de otras latitudes.
Lo cierto es que visitantes al margen, el comentario generalizado ha sido el gran ambiente de calle y la cantidad de gente ocupando todos los espacios festivos, desde la plaza del Matxete que parece pedir a gritos una ampliación o las mismas barracas, atestadas -hoy por la tarde, por cierto, más baratas-.
Un gran ambiente callejero que, no obstante, según el gremio alavés de hostelería habría dejado entre un 10 y un 15% menos de beneficios, una menor recaudación que también han notado y mucho los puestos de la feria de artesanía. «La gente ha aprendido a regatear y mientras antes pagaba, ahora se lo piensa, mira, pregunta...», confesaba la insatisfecha propietaria de uno de los puestos de ropa.
En cualquier caso, a partir de hoy los balances más exhaustivos se irán sucediendo. Ayuntamiento, blusas y neskas, txosnas... «El homenaje a la ikurriña fue un acto muy emotivo», ya ha destacado Ibabe López de Sosoaga, presidenta de las cuadrillas festivas. Y así fue.
Respecto a la Comisión de Txosnas, hará lo propio, pero ayer una de sus portavoces, Maider Goikoetxea, corroboraba esa satisfacción «por el ambiente que ha habido y por la cantidad de gente que ha acudido, más que otras veces, quizá también con las fechas en que han coincidido las fiestas». Anoche, seguro que el colofón fue el perfecto, toda vez que los bares del Casco Viejo echan la persiana y el ambiente de la parte vieja se traslada a las txosnas.
El único borrón que la comisión denuncia es la irrupción de la Ertzaintza en el espacio festivo el domingo por la mañana para retirar algunos carteles o parte de una carpa, una queja que harán más extensiva en los próximos días.
Balances que llegarán pero que parecen apuntar a que este año el gran ambiente de fiesta vivido en las calles ha estado en boca de todos; incluso hay quienes hablan de más ramos de flores que nunca ante la hornacina de La Blanca el día 5.
Blusas y neskas, sobre todo, devolverán sus trajes al cajón, muchos gasteiztarras -los que no lo han hecho ya- «emigrarán» a la costa mediterránea dejando la ciudad en manos de los incontables turistas, el gremio hostelero deberá demostrar que no es cierto eso de que es imposible encontrar un restaurante abierto a partir del día 9, y el relevo festivo pasará a Donostia.
Último paseíllo ayer de los blusas a los toros y tradicional antaño «día del guarro». Con la harina habiendo perdido protagonismo, ayer todas las miradas estaban puestas en la cuadrilla Batasuna, última en salir, y denunciada por los animalistas de ATEA por pasear el año pasado cuatro gorrinos en brazos, como vienen haciendo desde hace mucho. Ayer, en protesta, sacaron cerdos pero «al vacío», es decir, sacrificados, acompañados a través de una potente megafonía del gruñido que estos animales sueltan cuando van a ser sacrificados. Una pancarta explicaba a la gente esta queja, lo mismo que las caretas de cerdo que portaban blusas y neskas. J.V.