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Consecuencias de las inundaciones en asia

Los grupos islamistas sustituyen al Gobierno paquistaní en la asistencia

El Gobierno paquistaní se ha vuelto a mostrar inoperante a la hora de ayudar a los millones de los afectados por las peores inundaciones en 80 años. Los grupos islamistas protagonizan la asistencia, para inquietud de EEUU.

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GARA | PESHAWAR

Tras las inundaciones que han provocado una crisis humanitaria de amplias dimensiones en Pakistán, las organizaciones caritativas islámicas han sido las primeras en reaccionar atendiendo a los damnificados sobre el terreno, mientras el Gobierno de Asif Alí Zardari se ha mostrado inoperante, con el presidente de gira por Europa mientras el país padecía las peores riadas en los últimos 80 años. Esta circunstancia preocupa especialmente a EEUU, para quien Pakistán es un aliado estratégico en su guerra en Afganistán y que ve el riesgo de que aumente el extremismo.

Una de las más célebres organizaciones caritativas islámicas, Jamaat-ud-Dawa (JuD), oficialmente prohibida en Pakistán y que figura como «organización terrorista» en las listas de la ONU, ha estado muy presente estos días asistiendo a los alrededor de quince millones de paquistaníes damnificados, que, en general, además de los desastres naturales, han tenido que padecer la inasistencias de las autoridades oficiales.

El enviado especial de la ONU a Pakistán, Jean-Maurice Ripert, declaró al diario «Le Monde» que Naciones Unidas debería ayudar al Gobierno paquistaní a hacer frente a los efectos de las inundaciones para evitar que se refuerce el papel de movimientos islamistas que pueden aprovechar «el peor desastre natural que el país ha vivido».

Así, la ONU hizo un llamamiento para recaudar 460 millones de dólares [350 millones de euros] como ayuda de urgencia para Pakistán, según destacó en Nueva York el responsable del departamento de Asuntos Humanitarios de la ONU, John Holmes, destacando que la supervivencia inmediata de seis millones de personas está en juego.

Asimismo, las inundaciones han anegado zonas de cultivo, por lo que existe el riesgo de que se produzcan hambrunas en los próximos meses.

Los insurgentes del Movimiento Talibán de Pakistán (TTP) instaron el martes al Gobierno de Islamabad a rechazar la ayuda estadounidense, afirmando que con sus propios medios podrían aportar 20 millones de dólares [15 millones de euros] para las víctimas de las inundaciones.

Tras conocerse este anuncio, EEUU hizo público que aportará 55 millones de dólares [41,8 millones de euros] como ayuda urgente.

Frente a los anuncios millonarios de envío de ayuda que aún deben concretarse y transportarse a zonas de difícil acceso, organizaciones como JuD ya trabajan a pie de obra. «Donamos alimentos, ropa, medicamentos, tiendas, utensilios y 5.000 rupias [44 euros] en metálico a cada familia», explicó a France Presse Atique Shohan, portavoz de JuD en la provincia de Khyber Pakhtunkhwa (anteriormente llamada Provincia de la Frontera Noroeste, situada junto a Afganistán y donde los talibán son especialmente activos).

«Hasta el momento hemos ayudado a unas 250.000 personas», añadió Shohan en un campamento de refugiados establecido por una rama de JuD en el distrito de Nowshehra.

Un camión llega, lleno de víveres y materiales para las víctimas, a quienes no les importa que el líder de JuD, Hafiz Saeed, esté considerado como «terrorista» tanto por India como por EEUU.

Saeed es el fundador de Lashkar-e-Taiba (LeT), un grupo armado cachemir prohibido en Pakistán y acusado de haber cometido los atentados que mataron a 186 personas a finales de 2008 en Mumbai.

La plataforma caritativa Al-Jidmat, ligada al partido islamista Jamiat-e-Islami, por su parte, ha logrado movilizar a más de 100.000 personas en todas las provincias paquistaníes, dispuestas a llevar comida, medicamentos o evacuar afectados, según la organización.

Las víctimas de las inundaciones prefieren reservar su ira para el presidente Asif Alí Zardari, que esta semana ha regresado por fin al país tras una gira europea mientras Pakistán se ahogaba desde hace dos semanas, y para su Gobierno.

«Las organizaciones religiosas como JuD nos han ayudado primero», subraya Ghulam Haider, un conductor de taxi de 25 años cuya casa en Nowshehra ha sido destruida por las inundaciones.

«El Gobierno sólo nos ha dado tiendas y punto. Toda la ayuda ha sido suministrada por los ciudadanos, ricos o pobres. Y por las organizaciones privadas», añade Jahanas Khan, de 50 años, que ha tenido que ser evacuado de su aldea.

Preocupación en Washington

Desde EEUU, Anthony Cordesman, consejero de la Administración Obama sobre Pakistán y Afganistán, teme que lo sucedido tras las inundaciones «convierta a Pakistán todavía en más vulnerable al extremismo».

«Y un Pakistán radicalizado refuerza la amenaza terrorista», advierte.

«Es una situación extraña», considera, por su parte, el analista paquistaní Talat Masud. «Esto demuestra que el Gobierno no es capaz de cumplir su papel», dejando a la población frente a la siguiente opción: «estar bajo la dominación del Ejército o bajo la dominación de los rebeldes».

En el campamento de JuD en Peshawar, Aurangzeb Khan, de 43 años, deja caer dinero en la hucha transparente de una asociación que recoge fondos para las víctimas de las inundaciones, que ya se encuentra medio llena de billetes.

«Se la habría dado al Gobierno... si hubiera hecho un buen trabajo», dijo.

«Cuando piensas en hacer donativos, quieres que tu contribución sea aprovechada. Y esta gente hace el trabajo realmente bien, les he visto actuar durante el terremoto de Cachemira en 2005. Sin embargo, si das tu dinero al Gobierno no sabes adónde irá a parar», explicó a Efe Asim Awan, un periodista paquistaní al que se puede considerar liberal.

El ministro de Información, Qamar Zaman Kaira, reconoció que el Gobierno «ha cometido algunos errores en la gestión de esta crisis», pero alegó que «las intenciones siempre fueron buenas».

UE

La UE anunció ayer el desbloqueo de diez millones de euros de ayuda humanitaria para Pakistán. Esta cantidad se añade a los 30 millones de euros desbloqueados a finales de julio.

Los montañeros de Galdakao dicen que no pasaron miedo en Cachemira

Los siete montañeros de Ganguren Mendigoizale Taldea de Galdakao que llegaron el martes a sus casas después haber quedado atrapados en la ciudad cachemir de Leh por las inundaciones, manifestaron que no tuvieron miedo durante su estancia en el país asiático y que en ningún momento temieron por sus vidas, ya que estaban alojados en un hotel ubicado en una zona segura. Asimismo, indicaron que les asustaban más las noticias que recibían cuando llamaban a casa que lo que vivían directamente.

«Estuvimos en plan de organizar una partida de mus porque no nos dejaban salir. No comíamos apenas nada. Hemos dejado allí la comida para que la vayan repartiendo, así como medicamentos, pero no hemos pasado miedo. Estábamos bastante tranquilos», indicó Pedro Aizarna, portavoz del grupo de montañeros vizcainos, en un rueda de prensa que tuvo lugar ayer.

Aizarna explicó que cuando llegaron el martes a Galdakao, sintió que la gente del pueblo lo había pasado peor que los propios montañeros. «Todo eran abrazos», destacó. GARA

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