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La sospecha sobre un primer brote de cólera en Pakistán desata la alarma

Las víctimas de las inundaciones en Pakistán se ven ahora abrumadas por la fiebre, los problemas estomacales y las enfermedades cutáneas, lo que agrava la crisis humanitaria que ya afecta, según las autoridades, a 20 millones de personas y podría elevar la cifra oficial de 1.600 muertos causados por las peores riadas en los últimos 80 años. La ONU confirmó ayer, para desmentir horas después, la aparición del primer caso de cólera, lo que ha disparado el temor a las epidemias.

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El temor al brote de epidemias entre los 20 millones de damnificados por las inundaciones en Pakistán estalló ayer después de que Naciones Unidas confirmara un caso de cólera en un hospital de Mingora, en el valle de Swat, mientras se espera para hoy la visita del secretario general de la ONU, Ban Ki-moon.

Tras conocerse la existencia de ese primer caso, que horas después descartaba la propia ONU alegando un «error», se puso en marcha un mecanismo de emergencia para evitar la propagación del cólera entre los afectados por las riadas. Algunas fuen- tes consultadas por Efe ratificaron la versión de que aún no se había registrado ningún brote de la enfermedad, pero agregaron que hay algunas sospechas.

La prioridad es enviar agua potable a los millones de personas que continúan desatendidas y contener, en la medida de lo posible brotes de enfermedades infecciosas como el cólera. «Dado el significativo riesgo que existe de un estallido de cólera, atendemos a todos los que sufren de diarrea acuosa para evitar esa enfermedad», indicó Maurizio Guiliano, portavoz de operaciones humanitarias de la ONU.

Si embargo, sobre el terreno, la ayuda llega lentamente, como manifestó en declaraciones a Reuters el doctor Wahab Khan, destinado en la localidad de Nowshera. «He pedido vacunas contra el cólera, pero no llegan», se lamentó.

Por el momento, los organismos humanitarios han detectado miles de casos de diarreas severas -unos 36.000-, infeccio- nes de la piel o gástricas debido a las aguas contaminadas y la alarma se mantiene.

«El agua baja poco a poco»

Por lo que respecta a las previsiones meteorológicas, el clima comenzaba a calmarse y las autoridades indicaron que no se prevé ninguna nueva ola de inundaciones en los próximos días. «El nivel del agua baja poco a poco en los principales ríos», señaló a AFP Arif Mehmood, director de los servicios meteorológicos paquistaníes. No obstante, Naciones Unidas advirtió de que en el sur hay varias represas en peligro de derrumbarse.

Entre tanto, el gobierno canceló las celebraciones del aniversario de la independencia paquistaní. «Las inundaciones han afectado a 20 millones de personas y destruyeron cosechas y reservas de alimentos por varios miles de millones de dólares, lo que representa una pérdida colosal para nuestra economía», señaló ayer el primer ministro, Yusuf Raza Gilani, en un discurso a la nación. «Hago un llamamiento a la comunidad internacional a extendernos una mano para luchar contra esta calamidad», añadió.

La ONU lanzó una petición de 460 millones de dólares para ayudar urgentemente a las víctimas, en particular a los seis millones de personas que «necesitan una asistencia humanitaria inmediata», debido a que los fondos con los que contaba eran aún insuficientes para afrontar la peor catásfrofe natural en la historia de Pakistán.

Según la ONU, unas 1.600 personas han muerto. Islamabad ha confirmado 1.384 decesos.

«Hay millones de personas que necesitan alimentos, agua potable y cuidados médicos», dijo Jacques de Maio, jefe de operaciones de Cruz Roja en el sureste de Asia.

Las agencias presentes en el país siguen de cerca el riesgo de una segunda ola de muertes provocadas por epidemias, dijo Maio, y precisó que era imposible medir la amplitud real del desastre. «Hagamos lo que hagamos, millones de personas no tendrán la ayuda que necesitan», sentenció.

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