El Estado francés y su presidente, Nicolas Sarkozy, siguió ayer recibiendo críticas por su política contra gitanos y nómadas. Ayer fue la prensa argelina la que censuró, sumándose a sectores sociales y de la izquierda gala, a los responsables de la gobernante UMP que criticaron con dureza al Comité por la Eliminación de la Discriminación Racial de la ONU (CERD) que, tras examinar las nuevas iniciativas de París en materia de discriminación, aseguró haber detectado en el Estado francés un «notable recrudecimiento del racismo y la xenofobia».

El CERD dijo, además, que no existe una «verdadera voluntad política» para luchar contra la segregación. Sus 18 expertos mostraron su preocupación por la situación de los gitanos y su expulsión a Bulgaria y Rumanía, sobre el debate sobre la «identidad nacional» y sobre la posibilidad de que los nacionalizados franceses pierdan su pasaporte en caso de atentar contra las autoridades públicas, como desea Sarkozy.

París calificó de «puro y simple montaje» la críticas a París por su «falta de voluntad política» frente al racismo.

El viernes, mientras los diplomáticos franceses defendían que esas iniciativas legislativas buscan «la igualdad de los derechos de las mujeres, la protección de los más vulnerables contra el tráfico de seres humanos y la preservación del derecho a la seguridad», el ministro de Interior, Brice Hortefeux, anunciaba el desmantelamiento de más 40 campa- mentos ilegales en los últimos quince días y señalaba que su evacuación entrañará la deportación a Rumanía y Bulgaria de unas 700 personas.