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Jon Odriozola Periodista Francisco Larrauri I Psicólogo

Lecciones para las víctimas

Con estas actuaciones de la mano de Celaá, el Gobierno de Patxi López, que no es representativo de la sociedad vasca, agregará a la lista de víctimas, si nadie no lo remedia, a un importante sector de la población escolar vasca como víctimas colectivas ocultas

Estamos a unas semanas de un nuevo curso político y escolar y todo parece indicar que los dirigentes de Lakua, con su incapacidad de aceptar plenamente la realidad social que les rodea, seguirán con los mismos vicios de siempre, para evitar que nada cambie. Respecto al curso político, Rodolfo Ares, inspirado en las viejas teorías policiales sobre aquel eje del mal, nos ha querido despertar con la peliculilla retransmitida en colores sepia de la <<célula durmiente>>. Viejo estilo de narración con duda incluida que se refuerza con el conocimiento de ciertas actuaciones policiales de detener y culpar a cualquiera que se atreva a no pensar igual. La licencia de todas las ilegalidades sigue estando en el mismo despacho de siempre y la falsificación de roles y la estafa social pueden convertir a cualquier ciudadano sin relación con los hechos en una posible víctima indiscriminada.

Y en el próximo curso escolar, el eco de la mentira se dilatará con la imposición de una política ideológica en algunas escuelas de Euskal Herria. Todos los estudiosos y expertos sociales han concluido que el mundo infantil, preadolescente y adolescente tiene una alta probabilidad de victimización por tratarse de personas muy vulnerables. Por una razón profiláctica, las políticas que se implementen en el medio ambiente escolar, como el estudio y conocimiento del rol de víctimas desde un equipo que no es multidisciplinar (forma) ni desde diferentes puntos de vista (contenido), se convertirán fácilmente en un currículum joseantoniano que alterará el medio ambiente escolar y su realidad social en forma y contenido. Con estas actuaciones de la mano de Celaá, el Gobierno de Patxi López, que no es representativo de la sociedad vasca, agregará a la lista de víctimas, si nadie no lo remedia, a un importante sector de la población escolar vasca como víctimas colectivas ocultas.

Las ventajas que ofrecen estos ciudadanos tan especiales para la cooperación las quiere aprovechar la consejera de Educación para endosar a los escolares vascos lecciones que se dictarán también falsificando los roles y manipulando la historia reciente y pasada. Con el abuso de cátedra, se instituirán nuevas víctimas y se revictimizarán otras, al ser muchas de ellas allegadas de víctimas de la violencia del Estado español y, por tanto, víctimas por partida doble.

Como sabe cualquier historiador y marino, hemos pescado y comerciado mucho durante nuestra historia, hay pruebas que evidencian la gran capacidad para desarrollar la buena convivencia con otros pueblos, no siendo tan obtusos como los de la cruz en la espada que desgraciadamente han dejado tanta huella y continúan avasallando de forma arbitraria con las armas y la falsedad, no para defenderse sino para huir de la realidad. Enciérrate sólo con unas víctimas y no verás más allá de tus narices.

Han querido demonizar al pueblo vasco, legislando que la lucha contra Franco con las armas era terrorismo. Han premiado con medallas la participación de melitones por activa o por pasiva en asesinatos de demócratas vascos. Estos muertos son también víctimas, pero diferentes. Las lecciones de Celaá son, pues, el producto de la misma concepción de España y del mismo universo mental que el de Basagoiti. La moral franquista sigue sin Franco con la moderna formación del espíritu nacional español. El vientre de la barbaridad, decía Bretch, es fecundo. Ahí está la manipulación de las víctimas para confirmarlo.

Cualquier idealista podría creer que en una sociedad tecnológica y tecnificada la contestación de los adultos para hacer caer un gobierno corrupto nunca antes había sido tan fácil, según él bastaría con que se quedaran sencillamente y pacíficamente todos en casa. Los txikis podrían convertir esta quimera revolucionaria en realidad juvenil popular si se quedaran en casa con la amona o se van a la plaza a jugar a pelota el día que la ikastola decida explicar la lección de <<formación del espíritu de víctimas>>. Sería la réplica sencilla, pacífica y educada a la falta de escrúpulos de Patxi López y de Celaá, que para inmiscuirse indiscriminadamente en la mente infantil tapan la historia reciente de Euskal Herria, plagada de víctimas en desapariciones, en comisarías, en cárceles y en la tortura. Por unas horas los chavales serían menos víctimas.

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